La elevada incidencia actual de la variante delta aumenta la incertidumbre sobre la senda de recuperación económica en esta segunda mitad del año, especialmente en Asia.

Los indicadores de China han constatado la desaceleración de su actividad en julio, registrando la industria, las inversiones y el comercio un crecimiento más moderado de lo proyectado por el consenso del mercado. Su evolución se ha visto afectada por las nuevas medidas introducidas por el gobierno para frenar los casos de contagio, al mismo tiempo que las débiles ventas de automóviles debido a la escasez de chips y las inundaciones en el centro del país han lastrado la fabricación en la industria manufacturera. La producción industrial aumentó un 6,4% interanual frente a las previsiones de en torno a un 8%, y la inversión en activos fijos un 10,3% (1 punto menos de lo previsto). En el caso de las ventas minoristas, su repunte en julio fue de un 8,5% interanual, 2,5 puntos porcentuales menos de lo estimado.

Sobre una base promedio de dos años para eliminar los efectos base derivados de la pandemia, los datos mostraron una mayor desaceleración del crecimiento de las ventas minoristas a un 3,6%, mientras que la producción industrial se vio menos afectada debido a la resiliencia de las exportaciones, creciendo un 5,6% en el promedio de dos años.

Esta moderación de los indicadores de actividad se enmarca en una coyuntura en la que la reintroducción de restricciones de movilidad ante el aumento de los contagios de covid-19 en Asia está provocando interrupciones en las cadenas de suministro. Una situación que podría moderar la senda de recuperación de la economía global.