Estas cosas pasan

Malú está tan vinculada a Algeciras como lo pueda estar nuestro admirado Alejandro Sanz

Pudiera ser que algún día propusieran a Albert Rivera como Hijo Adoptivo de Algeciras. No sería la primera vez que quienes pueden hacer, hacen; por pintoresca e ingeniosa que la decisión sea.

Los doctorados Honoris Causa, por ejemplo, han sido profusamente repartidos entre personajes de mayor o menor relieve, pero por causas muy lejanas a las que la razón aconseja a modo de sine qua non para otorgarlo. Sin esforzarme podría citar una treintena de casos de esos que le remueven a uno los cimientos, pero, por nada del mundo quisiera herir susceptibilidades y mucho menos ser mal interpretado, como ya lo he sido en alguna ocasión.

Cuando en 1993, mi universidad, la Complutense, otorgó ese otrora prestigioso título a Mario Conde, decidí no volver a asistir a una ceremonia semejante en esa casa.

Eso de que Malú, la hija de Pepe, el hermano de Paco, se suponga relacionada en términos de intimidad con Albert Rivera, pudiera dar rienda sin brida al supuesto. Y no veas si algún día, nuestra celebrada artista aparece por el Rinconcillo con Albert. No, no exagero. Malú (María Lucía, por su abuela), está tan vinculada a Algeciras, como lo pueda estar nuestro admirado Alejandro Sanz (Sanchez Pizarro), hasta tienen un mismo primer apellido, y Alejandro es Hijo Adoptivo de Algeciras (el pueblo de su padre), como lo es de Alcalá de los Gazules (el pueblo de su madre) y de Cádiz (la capital en cuya provincia están los pueblos de su padre y de su madre). Bien es verdad que para extender la consideración a Albert habría que hacer un pequeño esfuerzo, pero yo creo que ni se notaría.

Hace años, la décimo octava duquesa de Alba de Tormes, Cayetana Fitz-James Stewart, recibía del presidente Chaves, la medalla de oro y era nombrada Hija Predilecta de Andalucía. Su hijo Cayetano declararía, en diciembre de 2011, que los "agricultores andaluces tienen pocas ganas de trabajar". El tópico aflora en cuanto el personaje en cuestión se deja llevar por su propia falta de criterio y de conocimientos. Es conocida la contribución al latifundismo andaluz de la Casa de Alba, tal vez ello determinara que la norma no importara en este caso. De modo que el presidente Chaves y sus consejeros debieron de mirar para otro lado, cuando alguien susurró a sus oídos, si es que tal fue, que la duquesa era madrileña y puestos a hacerla hija, tendría que haber sido adoptiva y no predilecta. Pero ya advertí al principio de que quienes pueden hacer, hacen. Y para lo que estamos nosotros, es para verlo. Chirrín chirrán.

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