La colonia acongojada

Si España facilitara alternativas a los trabajadores, la colonia empezaría a desinflarse

La democracia, como todos los sistemas regulados, tiene sus automatismos, y hay veces, no pocas, que esos automatismos abocan a situaciones que no casan con las exigencias. Es lo que hay, y con lo que hay resulta que el presidente de la Mancomunidad de Municipios, Juan Lozano Domínguez, será el interlocutor válido (oficial) del Campo de Gibraltar; la única voz de la comarca, nada menos, en las reuniones previas al Gibrexit, o salida de la Unión Europea de la colonia. Sería deseable que esa voz estuviera respaldada por una biografía a la medida de lo que se espera, pero no es posible encontrar en la de Lozano algún síntoma de que, en efecto, dispone de esos saberes que demanda la tarea.

Lozano apareció en la escena política algecireña junto a Tomás Herrera Hormigo y vivió una época de confusión y desazones, cuando los pulsos en la agrupación local de su partido estaban en la cresta de la ola y las hadas anunciaban la llegada del PP, que se instalaría en la Alcaldía hasta alcanzar los laureles de los que goza hoy día. No parece que su trabajo político desde que fuera concejal (2007-2011) haya trascendido de los límites de su propio partido, salvada su candidatura a presidir la Alcaldía, pero ni siquiera el espectacular triunfo de la marca Landaluce ha podido evitar, neutralizado por el tsunami socialista en San Roque, su llegada a la presidencia de la Mancomunidad. Convertido ya en la cabeza visible del PSOE en Algeciras y significándose a nivel comarcal de modo tan ostentoso, su designación es coherente, aunque pueda no parecer ajustada a las necesidades de un participante en cosa tan delicada como el Gibrexit.

En Convent Place saben muy bien que pueden contar, ya cuentan de hecho, con la gente del PSOE. De modo que cerca de Lozano revolotearán las iniciativas que convienen al "chief minister of The Rock" y sus acólitos. Debe evitar las malas compañías, cómplices inconfesas del gobierno de la colonia, como las que empieza ya a frecuentar. Haylas en cantidad, pues acongojados andan los yanitos, ante lo que se les viene encima. Porque si bien puede haber perjuicios para los españoles que cruzan la verja, aún mayores son los de un Gibraltar con dificultades de paso, en donde no abundan los trabajadores de allende la verja. Bastaría con que España facilitara alternativas a esos trabajadores para que la colonia empezara a desinflarse. Ojalá Lozano no se deje engañar por los ecos que sobre personas y asociaciones producen los planes y estrategias diseñados en Convent Place.

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