La calle de las Huertas

El primer Ayuntamiento constitucional acordó cambiar el nombre a algunas calles

La calle de las Huertas se llamaba así desde que fue calle, pero la ciudad quiso reconocer, en su día, la generosidad de una mujer, que hizo mucho por la gente necesitada. Se llamaba Emilia y era la esposa del general José Gamir Maladén, de modo que el Ayuntamiento, poco después de terminar la guerra civil, acordó renombrar la calle de las Huertas y llamarla Emilia de Gamir. El general Gamir fue un brillante soldado que nació (1835) y murió en Puerto Rico en enero de 1896, siendo capitán general gobernador del territorio de ultramar que, al año siguiente, sería declarado provincia española (Carta Autonómica); hasta su pérdida en la guerra con Estados Unidos de América en 1898.

Ayudante de Campo de S.M. El Rey Alfonso XII, de 1882 a 1885, fue nombrado Gobernador Militar del Campo de Gibraltar al ser ascendido a General de División, en 1886. Permaneció en este destino hasta febrero de 1892, cuando fue ascendido a Teniente General y nombrado Gobernador Militar del País Vasco. Aunque no sé si llegó llorando a Algeciras, sí que parece que se fue llorando, a juzgar por el apego que sintió su esposa por la ciudad y por la comarca. En 1895 marchó a hacerse cargo de la Capitanía General de Puerto Rico, donde cayó enfermo, muriendo al año siguiente. José era el menor de tres hermanos, todos brillantes militares, frutos del matrimonio (1822) entre el teniente coronel aragonés, Joaquín Gamir Mata, y la catalana María Anna Maladén González. Sabino, el mayor, fue Jefe de Estado Mayor de la Capitanía General de Cataluña; y el de en medio, Eduardo, Presidente del Consejo Supremo de Guerra y Marina, Senador y Capitán General de Castilla la Vieja y de Aragón.

El primer Ayuntamiento constitucional acordó, a poco de empezar su recorrido, cambiar el nombre a algunas calles. La dedicada a la señora Emilia, perdió su denominación, regresando a "de las Huertas", su nombre de siempre. Pensé entonces que habían supuesto que se trataba de la esposa de un militar de la época franquista (esas confusiones eran frecuentes), pero el mismo alcalde, Esteban Bautista, me explicaría que de lo que se trataba era de devolver a las calles el nombre de antes de 1936. Sin embargo, durante la Segunda República su nombre fue Mariana Pineda, el de una mujer granadina, liberal, ejecutada a los veintiséis años, en 1831, por orden del rey Fernando VII. Al alcalde debió de pasarle desapercibido este detalle, si bien en un comunista es natural el rechazo a todo lo que suene a liberal.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios