Francia teme que la ciudad de Nantes sea un "polvorín" cuya explosión "encienda la llama" a los suburbios de París y otras grandes ciudades donde proliferan los guetos multiculturales. Según fuentes oficiales, son un campo de minas que puede estallar en cualquier momento y no es un tema para tomárselo a broma. Además, se extiende por varios países de la vieja Europa, donde el buenismo y el pasotismo de una política bobalicona traerá problemas importantes a las generaciones futuras y que en cualquier momento podría llegar a nuestras ciudades. Los nuevos progres no viven al lado de los narcopisos ni de los guetos; viven en chalets con vídeovigilancia y seguridad privada. Sus hijos no se mezclan con la multiculturalidad de la que ellos tanto alardean. Esta manera de actuar no es integración, sino imposición. Ya lo dice el refranero: "cuando las barbas de tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar".

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