Que nuestro país esta del revés solo hay que verlo a diario en situaciones que se producen. Si en un asalto de más de 600 migrantes en la frontera un guardia civil o policía nacional en el desempeño de sus funciones le rompe la uña a uno de ellos, cuanto poco pedirían a gritos una comisión de investigación y voces bobaliconas pedirían derechos humanos para esos que entran a diario ilegalmente, pero todavía no he escuchado a ninguna de estas ONG ni a los políticos que ahora mismo gobiernan, ni al señor Marlaska haber denunciado el ataque con garfios, cócteles molotov, cal viva y aerosoles con el que agredieron a nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado en una invasión a nuestro territorio de todo menos pacífica. Todo el mundo a través de las imágenes ha podido ver cómo en España puedes entrar por la cara en nuestras fronteras, atacar a nuestros agentes y luego ser curados, recibir alimentos y calor, además de que no haya cargos contra ellos. Dios dijo que fuésemos hermanos, no gilipollas.

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