Año nuevo. No toda la vida es nueva, pero algunas cosas parecen haber cambiado de manera milagrosa. Así, ahora los que eran extremistas han dejado de serlo. Aunque no todos. Los de Podemos, pese a haber llegado a condecorar en algunos casos a advocaciones religiosas, siguen siendo considerados como el demonio. Da gusto que la gente rectifique. Dicen que eso es de sabios, aunque a algunos, muy malpensados, se les ocurra el calificativo de chaqueteros. De repente, otro milagro, los fines considerados legítimos empiezan a justificar cualquier medio. Vida nueva. Por arte del voto volátil y cambiante, todo el mundo ha perdido el miedo a decir lo que piensa y otros no pueden evitar tener mucho miedo de lo que les espera. El pueblo soberano, hay que reconocerlo, ha sabido manejar el cotarro para que no nos muramos de aburrimiento. Es de esperar que tampoco del susto.

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