Análisis

Rogelio Velasco

Vehículos eléctricos y abuso de las compañías

Uno de los crónicos problemas de la economía española es el elevado coste de la electricidad. Para las familias, representa una porción elevada de sus ingresos mensuales; el cuarto más elevado de la UE.

Las tres principales compañías, Iberdrola, Endesa y Naturgy, ejercen un elevado poder de monopolio. La competencia entre ellas es mínima y las nuevas distribuidoras minoristas tienen un poder de mercado muy reducido.

El poder de mercado que ejercen les permite repercutir sobre familias y empresas todo el poder de monopolio. El sueldo medio de un empleado de esas empresas es el doble que el sueldo medio de un español. Los dividendos que reparten entre sus accionistas son también los más elevados de la Bolsa. Esto es, trabajo y capital reciben unas retribuciones que reflejan la falta de competencia y los abusos de las empresas.

El borrador de la futura Ley de Cambio Climático y Transición Energética que ha elaborado el Gobierno y hemos conocido recientemente contempla la prohibición de venta de vehículos de gasolina, diésel e híbridos en el año 2040, impidiendo su circulación 10 años más tarde. Al mismo tiempo, exige a las grandes gasolineras tener puntos de recarga en menos de dos años.

Ahora se genera una gran oportunidad para reducir el poder de monopolio de las tres grandes eléctricas señaladas. Sería necesario contar en España con buenas estimaciones del porcentaje de recargas que se llevarán a cabo en los domicilios (o en garajes con instalación adecuada) frente a los que se realizarán en lugares públicos, especialmente en las actuales gasolineras. En países como EEUU o Suecia se estima que en los hogares se llevarán cabo el 90% de las recargas, frente a sólo el 10% en lugares públicos. Pero ambos son países con una población enorme viviendo en áreas residenciales, que cuentan con casas individuales con amplios terrenos en donde se pueden aparcar los coches y recargarlos.

Sea cual sea el modelo dominante de recargas en el futuro, el Gobierno debería congelar durante varios años el que las tres grandes eléctricas realizaran las instalaciones de recarga y distribuyeran la energía a través de ellas. Porque si esto no sucede, fortalecerán su poder de monopolio y continuarán abusando de familias y empresas.

La propuesta de congelación de nuevas instalaciones no es nada extraño cuando se persigue una mayor competencia en los mercados. Por poner un ejemplo cercano, durante la década de los ochenta Repsol y Cepsa tuvieron prohibido durante 5 años la apertura de nuevas gasolineras, debido su enorme poder de mercado. A la vista de lo que ha sucedido, el periodo debería haber sido incluso mayor.

En EEUU, las empresas de automóviles -la sofisticada Tesla, pero también GM, Ford y fabricantes extranjeros- han comenzado a instalar sus propios puntos de recarga. Volkswagen invertirá 2.000 millones de dólares con sus propias instalaciones.

Si los gobiernos -en España y la UE- no adoptan medidas para fomentar la competencia reduciendo el poder de monopolio de las grandes eléctricas, los futuros usuarios de coches eléctricos sufrirán los mismos abusos que soy sufren en sus hogares.

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