Las elevadas presiones inflacionistas, las interrupciones en las cadenas de valor globales, la crisis energética y el contexto de incertidumbre geopolítica continúan incidiendo sobre la actividad económica de la Eurozona, si bien los últimos datos de abril reflejan cierta estabilización en la industria. En Alemania, la producción industrial creció un 0,7% mensual, principalmente impulsada por el repunte del sector energético, que contrastó con el descenso de la producción de bienes de consumo.

En el caso de España, la actividad manufacturera se incrementó en abril tras el moderado dinamismo de comienzos de año, destacando el mejor comportamiento de los sectores de energía y de bienes de consumo no duradero. El Índice de Producción Industrial creció un 2,1% respecto a marzo, cuando se vio afectado por la huelga de transportes. En cualquier caso, continúa observándose un alto grado de volatilidad este año ante las implicaciones de la guerra de Ucrania, el repunte de los costes de producción, los problemas de suministro y la moderación de la demanda interna y externa.