Entra como un torbellino el día menos esperado y deposita unas cuantas bolsas grandes de basura en el suelo. En apenas un rato, apenas se ven los baldosines que han quedado cubiertos de pantalones que ya no caben, jerséis raídos y algunas prendas más. Al rato, va a por las estanterías donde se acumulan revistas, folletos y alguna que otra figurita y luego a por los cajones situados debajo de las camas hasta que mira hacia un altillo que lleva años ordenado y sin abrir. Y es lo único que logra su clemencia. El mundo parece que acaba de descubrir a Marie Kondo, la gurú de la limpieza y el orden que promete desde una serie de capítulos en Netflix entrar en tu vida y dejarla más limpia, más pura, con más zen y más "to". Yo hace 36 años que conozco a mi Marie Kondo particular. Se llama Mari Carmen, es mi madre y desde que me conozco sé que no podría trabajar en un museo.

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