Análisis

Luis Alberto del Castillo

José Luis Pavón Manso

Me parece que el 20 de junio, miércoles de este año, con el calor y el jolgorio de la Feria Real próxima, mi amigo José Luis Pavón Manso verá culminado un sueño: recibirá el nombramiento de Hijo Adoptivo de Algeciras. Y es un sueño con el que Pepe corona una labor que iniciara hace casi una década, cuando el Consistorio Municipal reconoció sus méritos como ilustre Maestro Relojero a lo largo de casi veinte años, al nombrarle Relojero Mayor de nuestra Ciudad.

Pepe había logrado arreglar el reloj de la Iglesia de la Palma. También había reparado el de la Iglesia Mayor de Tarifa. Y Pepe seguía estudiando, costeándose de su propio bolsillo textos como los Códices de Madrid de Leonardo da Vinci; era su forma de profundizar en su profesión. Impartió cursos en la Universidad, mientras reparaba relojes en la provincia que llevaban años sin funcionar. Su fama crecía y crecía.

Y es que, sin haber nacido en esta tierra tan nuestra, había echado raíces muy profundas en ella y entre nosotros. Traté profesionalmente a su padre, con quien aprendió su arte. Y aún hoy, entre la neblina de mis recuerdos felices están mis conversaciones con su madre durante mis vacaciones de verano, cuando iba a buscarle, a veces, a su casa de la calle general Castaños. Y qué decir de su esposa, Nieves, compañera de un curso inolvidable, la mayor de las niñas de otro gran profesional, Saavedra, el sastre.

Verdad que se nota que le tengo una fobia a Pepe Luis Pavón, que no se puede aguantar… Por fin, alguien que se lo merece será Hijo Adoptivo de mi pueblo.

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