Análisis

francisco andrés gallardo

Jesús Vidal

Las apariciones de Raúl Pérez son de lo mejor cada semana en 'Late Motiv'

Cada vez nos cuesta más pillarle el aire a Andreu Buenafuente, y más cuando lanza esos zascas cómico-políticos unidireccionales, en ese mundo tan endogámico y flash-plaismais de #0 (se sienten los elegidos aunque parece que el público los elige poco). Hay que reconocer y agradecer que en Late Motiv y en su versión fanzine posterior, La resistencia, aparezcan personajes en la pantalla de casa y que de otra forma no tendrían cabida (en una ventana desenfadada además para descubrirlos). Ambos formatos de El Terrat se degustan incluso mejor en la nevera, tomando trozos por las portales de vídeos y las redes. Ahí es donde Broncano refulge como líder millennial.

En el caso del jefe, Buenafuente, tan admirado por mi hermano Sempere, las apariciones del imitador Raúl Pérez son de lo mejorcito de cada semana y la aparición del campeón Jesús Vidal ha sido un auténtico regalo. El actor, más allá de haber encandilado en su discurso sevillano, confirma que es un tipo brillante e inteligente realzando a su imitador y abriéndole incluso campo en esa entrevista a sí mismo. Insistir en la grandeza de Jesús Vidal desde su humildad y de la experiencia de tantos años remontados en esta vida tan puñetera, no es algo original. Pero al igual que este actor surgido de la chistera de Javier Fesser seguro que hay cientos de vidales interesantes para conocer, para difundir y para tomar de su ejemplo.

Buenafuente es mucho mejor cuando se escora y deja que brote la sinceridad de sus invitados. Cuando eso ocurre Late Motiv recuerda que en la televisión en abierto se echan en falta muchas cosas que antes eran más comunes en nuestros canales desanimados.

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