Análisis

helena arriaza

Jesús y Betina endulzan Cuatro

Por fin. Ya era hora de que Mediaset encontrara un programa que hiciera remontar a Cuatro. Bake Off, el Masterchef de repostería presentado por Jesús Vázquez, es el formato que demuestra que no todo está perdido en la cadena. Los últimos meses han sido nefastos para la hermana pequeña de Telecinco. Ha marcado mínimos de audiencia, ha eliminado sus noticiarios y ha estrenado programas que han supuesto fracasos absolutos. Pero ha llegado Jesús Vázquez y lo ha vuelto a hacer. Ha vuelto a ejercer de talismán de Mediaset. Él, el programa y los jueces.

A la audiencia le gustan los formatos relacionados con la gastronomía. En los últimos años algunos de los grandes éxitos de la televisión han tenido que ver con los fogones y esta es una seguridad con la que contaba Bake Off antes de su estreno. Eso sí, no hay que olvidar que desde Mediaset han puesto en el precipicio este espacio en dos ocasiones. Una antes de estrenarse, cuando se anunció que se emitiría en Telecinco y finalmente se pasó a Cuatro. Esto puede dañar mucho a un programa ya que se puede percibir como que desde el grupo audiovisual le restan importancia. Por otro lado en tan solo tres emisiones ya ha sufrido cambio de día (y lo hará otra vez en esta semana). Primero se emitía los miércoles y la semana pasada pasó al martes debido a los cambios en la programación de GH Dúo. Sin duda es mejor que no compita con el reality pero cambiar el día de emisión de un programa siempre supone un peligro. Pero afortunadamente Bake Off ha sabido sortear estos obstáculos.

El programa no ofrece nada nuevo en cuanto a su mecánica. Es muy similar a la de otros formatos como el talent culinario citado anteriormente, como Maestros de la costura o como Top Chef. Pero el hecho de que sus participantes tan solo elaboren repostería es un punto a favor, ya que el postre es la parte preferida del menú de muchos espectadores. Todo esto es positivo ya que la audiencia al conocer la mecánica no tiene que hacer un gran esfuerzo para entenderla pero tiene un punto de diferenciación dulce que gusta y que endulza a la cadena en su momento más amargo. Sorprende ver la cantidad de elaboraciones que se pueden hacer en repostería como los trampantojos, la adaptación de recetas tradicionales a la gastronomía más moderna o conocer el trabajo de profesionales reconocidos en el sector. El programa también cuenta con ese punto de reality que siempre engancha. Los concursantes no solo están ahí por sus dotes para la repostería. También han sido elegidos por su forma de ser, por los momentos que pueden protagonizar más allá de las recetas. Los enfados, los llantos y las risas no faltan en cada programa.

Y además de Jesús Vázquez hay alguien más que destaca y que se ha convertido en todo un personaje televisivo: Betina Montage. Es como la Pepe Rodríguez o el Chicote de Bake off. Es una mujer que transmite energía, positividad, que se muestra justa y contundente y que permite que el espectador empatice y disfrute con su trabajo. Sus compañeros del jurado, Daniel Álvarez y Miquel Guarro, todavía tienen que soltarse un poco más pero van por buen camino.

Pero ojo, Cuatro no debe bajar la guardia. El éxito de Bake Off es una buena noticia entre muchas malas. Pero si con este formato están demostrando que pueden salvar la situación, queda esperanza.

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