Análisis

J. M. Morillo león

Holoturia con zostera para belén cuesta

Hoy vamos a invitar a la sevillana Belén Cuesta y a esa amiga que está tan incómoda porque tiene mal puesto el tampón. Nos compadecemos con la chica y nos asombra el desparpajo de la actriz, que convierte en un momento de show la confesión de su invitada. Por eso en este domingo les vamos a hacer a ellas una receta de alta cocina mediterránea con un producto apreciado en muchos lugares y no tanto por nuestro sur.

Por Cádiz, Huelva, Málaga llamamos al equinodermo holoturia con descriptivos nombres como cohombro, pepino o carajo (con perdón, carajo era el palo mayor del barco, donde estaba la cesta del vigía) de mar. Un bicho la mar de feo, la verdad, que parecería una desconsideración hacia Belén y su amiga con tan mala cara. Pero vamos a tranquilizarlas diciendo que este marisco está desaprovechado y tiene un sabor marino potente, de ahí que aunque no lo capturemos por nuestras rocas los chinos están encantados con pagar una fortuna por ellos. En la costa levantina lo llaman espardeña (espardenya) y por eso por allí se lo comen.

Sentamos a Belén Cuesta a nuestra vera en la cocina y a su amiga le damos un paracetamol y que se recueste en el sofá. Con medio kilo de espardeñas (dejemos ya de pronunciar otras sinceras denominaciones), las despojamos de su esponjoso caparazón y nos queda algo así como unas huevas alargadas. Las cortamos por la mitad y las repasamos sin inicidir con el cuchillo para quitarles restos de arena.

Las podemos confeccionar de manera similar a las navajas, a la plancha con sal y sin limón, pero tratándose de Belén Cuesta y su doliente invitada vamos a darle un punto de sorpresa a la carbonara, como hace el chef onubense Paco Pérez.

Rehogamos en aceite de oliva un par de dientes de ajo cortados y cortamos la mitad de las holoturias en tiras finas a modo de espaguetis. Tanto las enteras como las cortadas las sofreímos a la vez durante un par de minutos, que suelten jugo y aroma, sazonamos ligeramente, bajamos un poco el fuego y dejamos que se hagan unos minutos. Reservamos en un bol y al condumio marino le añadimos un par de yemas de huevo campero mezcladas de forma delicada con pimienta, para que den untuosidad,

Con un buen caldo de pescado y un sofrito como Dios manda también podemos haber hecho la guarnición de zostera, el cereal marino puesto en valor por Ángel León. No lo vamos a encontrar en la plaza, así que podemos optar por arroz bomba.

Ya tenemos a Belén Cuesta con una copa de godello Polvorete (que la marca no la ofusque) para que moje pan y se deleite con las dos texturas de las holoturias. A la amiga dolorida del anuncio ya si eso le hacemos una tortillita a la francesa.

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