Análisis

Juan lebrón

Productor de cine y televisión

Film commissions, 50 años (y una llamada de atención)

Si no se abordan con rigor los proyectos, puede que saquen beneficios todos... excepto las ciudades

Se cumplen 50 años desde que se fundara la primera film commission legislada en el mundo: la Colorado Motion Picture and Televisión Commission, nacía en 1969 con la intención de promover rodajes en las espectaculares localizaciones del Estado y con el fin de servir de vínculo para proporcionar facilidades a los productores en los rodajes. A comienzos de los 80, circunstancias personales y laborales me llevaron a residir en Colorado (Estados Unidos) y pude adivinar que el desarrollo de las film commissions tendría repercusiones enormes para las regiones españolas que supieran organizar con buen criterio semejante oportunidad. Al volver a España, años más tarde, mi entusiasmo por la idea de poder contar con un organismo de esas características en Andalucía era tan grande, que se lo debí de contar a mi entonces abogado y amigo Carlos Rosado con tal pasión, que tiempo después fue él mismo quien puso en marcha esta iniciativa.

Junto a Félix Rodríguez de la Fuente, Antonio Mercero o Valerio Lázarov, con quienes tuve la fortuna de trabajar en El Hombre y la Tierra, Veranoa Azul y Musicales/ Turísticos, pude comprobar el beneficio que un rodaje puede suponer para una determinada localidad. Nerja tiene un antes y un después de Verano azul, y a nadie se le escapa que el desarrollo turístico de la zona se debe en gran parte a la popular serie de TVE. Desde Colorado, donde como decíamos se sentaron se sentaron las bases de estos organismos, se instaba a seleccionar los proyectos en función de que estos difundieran la Historia del lugar. Y en este punto introduciría yo una alarma sobre los peligros que conlleva la deriva de algunas film commissions andaluza.

Nueva Zelanda, caso excepcional, incrementó sus visitas turísticas gracias a El Señor de los Anillos. En cambio, dudo mucho del beneficio a medio y largo plazo para Sevilla por haber cedido como decorado para Juego de Tronos el Real Alcázar (en la imagen). No debemos caer en un servilismo paisajístico-turístico a cualquier precio, ¡eso ya lo hacía Franco! Si Hollywood quiere rodar en la Alhambra, ha de imponerse desde la Film Commission que la identidad del monumento, que no es sólo histórica sino también emocional y colectiva, sea respetada. La Mezquita, la Alhambra, la Catedral de Sevilla o el Alcázar de Sevilla no son ni deben ser nunca meros decorados anónimos. Si quieren usar las minas de Río Tinto, el desierto de Almería o el Torcal de Antequera como recreación de Marte, bienvenidos sean.

Tuve la suerte de vivir muchos años en el número 4 de la Plaza de Alfaro, rincón que hicieron famoso Rita Hayworth y Tyrone Power en Sangre y arena (1941). Pues bien, tengo el convencimiento de que aquellas escenas, reconstruidas en un estudio de 20th Century Fox en California, han contribuido mucho más a la difusión internacional de Sevilla que el paso de David Lean por una Plaza de España transfigurada en Damasco o el de Ridley Scott reconstruyendo una posada de Jerusalén en el Alcázar.

Si no se analizan con rigor los proyectos auspiciados por las film commissions puede darse el caso de que los beneficios acaben siendo exclusivamente para la película, sus inversores, algunos intermediarios culturales y los políticos locales ávidos de flashes y notoriedad momentánea, y no para la ciudad. Y se trata de que ese beneficio sea, como mínimo, compartido y proporcionado. Hasta que no le quitemos ese halo de falso glamour al mundo del cine; hasta que no sepamos distinguir proyectos que usan la imagen de Andalucía y los que tienen una vocación real de beneficio compartido; hasta que no sepamos captar talento hacia nuestra región y reclamar proyectos que se interesen por la verdadera identidad de Andalucía, su rica Historia y sobre todo su prometedor presente y futuro, tendremos todavía un largo camino por recorrer en la mejora del funcionamiento de lasfilm commissions.

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