Que yo sepa, España siempre ha sido así: una amalgama imposible en cualquier otro sitio, mucho antes incluso de que se inventara el nombre de España para albergar hazañas y también horrores. Que yo sepa en España siempre ha habido (muchas veces a pesar de la ley) independentistas, nacionalistas de periferia y centralistas, españoles de derechas y españoles de izquierdas incluidos los extremos de uno y otro lado. Lo antiguo y doloroso era, fue durante demasiados siglos, dirimir esta convivencia a golpes, garrotazos y tiros con las sabidas consecuencias sangrientas; lo tradicional fue dejarse llevar por las emociones que provocaba un nombre sonoro. Lo nuevo,con la democracia, es la civilización: pensar que todos cabemos en una forma de organización del Estado aceptada. Lo racional es la única forma de convivir. España debe ser cada vez más sinónimo de razón y menos de emoción y pasiones. Si no, mal vamos.

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