Análisis

Gumersindo Ruiz

Curar a los enfermos, enterrar a los muertos

Me llamó la atención que Brandi Hudson, presidenta del Consejo para Recursos Humanos de la región de San Francisco, diera a una conferencia el morboso título de Dónde entierra a sus muertos: el final del ciclo de vida del empleado. Pero es verdad que se habla de cómo contratar, la formación continua, de inclusión, o diversidad, pero no de cómo tratar con las personas que antes de los últimos momentos de su vida laboral pueden sufrir la agonía de rumores, miedos, y una inseguridad que a veces resulta insoportable. La idea principal de Hudson es que las personas importan tanto al final como al principio y durante la relación en el trabajo, sea cual sea la razón para su partida, y hay en ello una responsabilidad social.

Estas reflexiones son especialmente oportunas porque la crisis puede llevar a despidos masivos si en los expedientes de regulación temporal de empleo desaparece lo temporal. Nos afecta más la situación porque incide mucho en el turismo y menos en las manufacturas, y España, junto con Reino Unido, son los dos únicos países grandes de Europa donde el turismo pesa más que las manufacturas, 15% y 11%, y 10% y 8%, respectivamente del producto; en Italia el turismo es un poco menos que en España, pero las manufacturas son el 15% del producto, y en Austria, aunque el turismo es muy fuerte, el 16%, las manufacturas lo son aún más, casi un 18; la media en la Europa (de 19 países) es de 11 turismo y 15 manufacturas, justo al revés que España. Se aguanta, dentro de lo cabe, en aquellas actividades y territorios que dependen de la clientela local, o abren una vía exportadora; es reconfortante que la Cámara de Comercio de Málaga -es un ejemplo- haya aumentado sus certificaciones de origen para exportadores en casi un 56% para los nueve primeros meses de este año comparado con el anterior, y todavía más que este aumento haya sido de más de un 70% para los meses que llevamos desde el inicio de la pandemia. Aunque sea información anecdótica, recibo también noticias de un empresario importante, que fabrica pequeños remolques, de fuertes ventas en estos meses, aunque ha tenido que continuar con su esfuerzo de innovación, respondiendo a las nuevas demandas.

Obviamente hay empresas que tienen muy difícil la adaptación a algo que no va a cambiar en bastante tiempo, pero es lo único que cabe. En la intervención del ilustre paleontólogo Ignacio Martín Mendizábal, en unas jornadas sobre sostenibilidad organizada por la gestora Robeco, nos ponía delante de dos hechos importantísimos sacados de los hallazgos de Atapuerca; uno es el de un cráneo con graves deformaciones de una niña de 12 años, lo que demuestra que debió sufrir graves discapacidades y la cuidaron; el otro es el enterramiento más antiguo que se conoce en el mundo. "Sólo los humanos -dice Ignacio Martín- nos ocupamos de nuestros enfermos y de nuestros muertos, y -añade- en la vida como una carrera de relevos no te llevas nada, lo importante es lo que dejas". Es quizás demasiado fácil añadir a estas ancestrales condiciones humanas las nuevas responsabilidades con la vida y la muerte del empleo, pero en estos momentos resulta casi inevitable no pensar en ello.

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