Al ritmo que va, el mundo futuro puede ser tan extraterrestre al actual como el de ahora para nuestros abuelos. En una realidad tan acelerada, la réplica puede llegar muchas veces como ralentización. Visitar con frecuencia el extranjero era hace unas décadas un estrambote, algo propio de gente rica y/o exótica. Ahora es algo más que posible, asumible, casi obligatorio, en esas obligaciones absurdas y no dichas del primer mundo. Hay que ir de vacaciones, hay que moverse. O no. Los Verdes alemanes proponen limitar a tres vuelos al año (i/v) los viajes internacionales. Quien necesite viajar más podrá "comprárselos" a aquellos que no hayan utilizado su cupo. ¿Incómodo? Los talibanes del libre albedrío y del qué hay de lo mío ya han puesto el grito en el cielo. ¿Necesario? Pues también. El turismo, la forma en que viajamos, ha de afrontar un cambio de modelo. En unos años, muchos de nuestros comportamientos serán obscenos.

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