Quiero confesar, desde la primera línea, que me considero un profundo enamorado de la fotografía cofrade. Algo que para mí, por la plasticidad y transmisión de emociones, un verdadero arte y un poso más de cultura que despierta en la ciudad la Semana Santa.

De igual modo, puedo presumir de guardar una profunda y larga amistad, desde hace años, con Miguel Lorenzo y Daniel Gil, a los que considero dos verdaderos 'monstruos'. Dos miradas privilegiadas hacia nuestras devociones, gracias a sus increíbles retratos y exposiciones. Además de prestar un enorme servicio, no siempre bien pagado y aún menos agradecido, a las cofradías surtiéndolas de un material visual impagable. Es más, como les gusta ir juntos en la delantera de los pasos, amablemente me gusta decirles que forman el cuerpo de acólitos más emblemático y querido de la ciudad de Algeciras. Hacia ellos mi saludo, admiración y respeto.

Dicho esto, el título es bien claro y transparente. Tras varios ciclos y años, hablo de ciclos porque han pasado varios presidentes del Consejo Local; hace tiempo que llegó el momento de dar un giro. Un cambio de chip para innovar y dar un salto de calidad en las presentaciones y carteles de la Semana Santa de Algeciras.

Una obra artística, una pintura al óleo o un dibujo (siempre con un listón pertinente), son alternativas más que loables y necesarias para engrandecer tanto el protocolo y acto de su descubrimiento, como el recorrido y reconocimiento de tal honor. Ver, año a año, desfilar a cada hermandad en una fotografía merma mucho el potencial de este evento y su trascendencia popular. Ya lo he manifestado en varias ocasiones anteriormente. Estoy convencido que Algeciras dispone de un notable elenco de artistas, sobradamente preparados, para encargar, contratar o coordinar un cartel o pintura que sea todo un reclamo para la ciudad. Esperemos que llegue en 2022.

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