Una de las cosas buenas que le quedan a este oficio es que, a veces, te toca cubrir a alguien afín. María Iglesias (periodista, escritora) y yo coincidimos en la misma carrera, en la misma facultad. No nos recordamos de entonces. En la misma quinta, en la misma facultad, estaba Paz Vega. Ella tampoco nos recuerda. Y en Madrid, en Periodismo, estaban la Pataky y la Verbeke. Como ven, la carrera estaba de moda. En el libro en el que pausa su experiencia en la frontera griega (El granado de Lesbos), María recuerda un momento aquellos años. Entre otras cosas, nos dijeron: El periodismo es manchar páginas. No aspiréis a cambiar nada. Si estáis en esto porque os gusta escribir, os habéis equivocado de sitio. En Australia hacen falta mujeres, lo mismo allí pueden ustedes llevarse algo a la boca. En fin. Y aquí estamos, más de veinte años después (cada una, en su liga, por supuesto). No brindamos, pero deberíamos hacerlo.

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