Que no, hombre, que no. Que ya no quiero consumir más. Que ya está bien. Que sí, el que quiera que se pelee por la última chaqueta o la penúltima tecnología en esa cosa de nombre tan feo como Viernes Negro. Muy bien, pero yo ya no puedo más con tanto reclamo del más reciente modelo de teléfono ¿inteligente?, ni con las estratosféricas rebajas para comprar el coche que te habrá de durar pocos años, ni con esa feria de la tapa peligrosa, ni con la campaña de Navidad (¿Navidad?) que ya empieza a adornar con sus tópicos y extraños exornos las calles y centros comerciales de nuestras ciudades, como si nunca hubiera tiempo para llegar a las celebraciones, que por otra parte siempre vuelven y cada vez más lejanas de su verdadero sentido. Ya todo o es botellón o es comprar y así casi todo va siendo consumirnos. Así que, por favor,no empujen, que quiero aburrirme un poquito con mis cosas de siempre.

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