Cuando hace ya cinco años este periódico llamaba la atención sobre la aplicación de Alberto Cabanes creando una red donde jóvenes y personas ancianas interactuaban, no imaginábamos que algo indudablemente valioso pero que quizás no iba más allá de la anécdota, se alzaría ahora con el premio FT Responsable Business Education, para estudiantes que han combinado un máster con un proyecto empresarial de éxito. El premio estimula pasar de la investigación y la enseñanza a la acción, aunque advierten que no quieren comprometer la libertad intelectual con presión sobre aplicaciones prácticas. Hay aquí varias ideas interesantes. La primera, el premio en sí, que vincula los estudios en escuelas de negocio a actividades relacionadas con el medioambiente y un propósito social, con el lema: "planeta y personas". Desde hace poco una de las valoraciones para determinar los rankings de las escuelas de negocio es cómo se incluyen estos temas en el programa, y no es casual que Alberto Cabanes haya estudiado en el IESE, muy vinculado a personas como Antonio Argandoña, Isidro Fainé y Jordi Gual, emblemáticas en el desarrollo de la responsabilidad social de la empresa. En esta ocasión comparten el premio Doris Woitschach y su empresa UpRook de pajitas para bebidas reusables, hechas con material biodegradado; Michael Tekabe con Kubik, materiales de construcción de bajo precio a partir de desechos difíciles de degradar; y David Even con Primal Soles, un negocio completamente circular de plantillas de corcho.

"Adopta un abuelo" es un empresa sin ánimo de lucro, que crea una aplicación internacional para interactuar virtual y presencialmente con personas mayores, evitado el aislamiento que lleva a problemas cognoscitivos y a la depresión. Han implicado a 250.000 personas de 18 países, y sólo en España 7.500 se relacionan con 3.200 de edad avanzada en 300 residencias y 50 ciudades, poco para los 2 millones de personas mayores de 65 años que viven solas en nuestro país. Veo en "The Economist" que Diego Alburez-Gutiérrez, del Max Plank Institute, calcula que hay 1,5 mil millones de abuelos en el mundo, y que en 2050 serán el 22% de la humanidad; y también nos dice que la ratio entre abuelos y nietos aumenta al crecer la esperanza de vida y disminuir la natalidad. Es muy positivo el efecto de los abuelos en las familias; en el África Subsahariana, niños de los que están pendientes los abuelos tienen una probabilidad añadida del 15% de seguir bien sus estudios, y el 38% en caso de que sea la abuela la principal responsable. No nos resulta extraño abuelos que alivian a los hijos de tareas para que puedan trabajar mejor y ganar más, lo que enlaza con el acceso de la mujer a la vida laboral y su papel de abuela; también ayudan económicamente a la familia, de manera que con la subida de las pensiones por el gobierno, de una forma u otra, ganan todos. Pese a su relevancia social y económica, el fenómeno de los abuelos está poco estudiado, y se abre un campo para jóvenes investigadores-empresarios, a los que conviene recordar lo que dice Alberto Cabanes sobre las dificultades de sacar adelante un proyecto: "Aprendí que lo mejor es comprarse unos zapatos cómodos, porque el mundo no se cambia en Twitter sino pateando la calle".

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