josé manuel serrano. periodista y escritor

"Esta primera novela se la debía al periodismo, que es mi mundo"

  • El periodista, antiguo redactor de 'Europa Sur', presenta el viernes su primer libro, 'La azotea de los innombrables'

El periodista José Manuel Serrano (Colombia, 1974) presenta este viernes, 16 de enero, lo que supone su primera aventura sin miedos al mundo de la literatura: La azotea de los innombrables. Un sueño que este antiguo redactor de Europa Sur encumbró en forma de idea que dejó adormecer e iba despertando, relatando las pericias de un viejo periodista prácticamente jubilado del diario La Mañana del Magreb. Presentará el libro en el Centro Documental José Luis Cano de Algeciras a las 19:30 horas.

-En primer lugar llama la atención el título, La azotea de los innombrales, ¿por qué?

-En mi familia surgió la costumbre de llamar innombrables a los chupetes en el momento en el que ya hay que empezar a quitárselos a los niños, usando ese nombre para que no se enteraran, se pusieran en guardia y empezaran a resistirse. Tomé esa denominación porque me pareció curiosa e interesante para unos personajes decisivos que aparecen en la novela. Esos personajes, los innombrables, no tienen que ver con niños ni con la infancia, pero a mí me ha encajado ese término a la perfección.

-¿Ha convertido anécdotas en historias de ficción?

-Mis años en Europa Sur fueron inolvidables e imborrables. Por toda la gente que conocí, de la que aprendí y con la que conviví prácticamente de sol a sol. Inevitablemente, parte de aquella redacción y parte de aquellos profesionales y amigos con los que la compartí esa etapa están en La azotea de los Innombrables. Hay mucha ficción que no ocurrió en aquel tiempo y hay bastante de lo que he escrito que, en todo o en algún fragmento, se basa en cosas del día a día que pasaban de verdad. Una redacción puede ser un ámbito especial.

-¿Hay más verdad en el libro de lo que se puede imaginar el lector?

-Sí, desde luego. Me he prometido no desvelar nunca quién es el protagonista, ni quiénes muchas de las personas que lo acompañan cuando intenta averiguar qué ha sucedido con tres asesinados, pero seguro que va a haber amigos y compañeros que van a localizarlos e identificarlos.

-Casi parece una casualidad que en estos tiempos en los que la libertad de expresión ha sufrido un ataque mortal convierta en su protagonista a un periodista en el entorno musulmán, ¿esa libertad de opinar se hace visible en la obra?

-El protagonista, Mohamed Kebira, no es necesariamente marroquí. Es un viejo periodista que ha vivido la colonización francesa del norte de África, que como sabemos no se quedó solo en Marruecos y se extendió, en esa parte del mundo, por Argelia y Túnez. Puede ser de cualquiera de los tres países, no de uno en concreto. No es tan importante eso para la novela como sí que él está obsesionado con la verdad y con encontrarla. Encuentra tres asesinatos sin justicia en una época de barbarie y quiere arrojar luz sobre ellos y que se aclaren. Eso sí puede tener relación con lo que ha pasado en Francia, porque Kebira se sobrepone a todo con tal de encontrar verdades y contarla a su lectores. Sin miedo a nada más, ni a que lo maten ni a que lo critiquen ni a nada parecido. Como debería ser el periodismo siempre, claro.

-Muestra una decadencia de la profesión, ¿es una crítica al periodismo?

-Sí, pero en el sentido del desaprovechamiento de la experiencia en el que se cae. Kebira es un veterano que se las sabe todas. Maneja contactos y fuentes y hace un periodismo sencillo y práctico a consecuencia de todos los años que lleva ejerciéndolo y las miles de personas que conoce. Y, sin embargo, como es mayor y está cerca de jubilarse, pues lo arrinconan a una tarea menor que a casi nadie le importa. Es injusto, un error garrafal. Pero es lo que hay.

-En líneas generales y usando términos médicos, ¿en qué estado de salud ve al oficio?

-En la Unidad de Cuidados Intensivos, y pensando si cuando pase a planta, que deberá pasar un día, podrá seguir siendo el mismo que siempre fue. De todas formas, no soy pesimista, siempre va a hacer falta quién cuente las cosas con rigor, contraste y profesionalidad. Y ahí estaremos los periodistas.

-¿Ha sido intencionado que su primer libro gire en torno al periodismo o sólo una necesidad natural de contar?

-Hay una mezcla de ambas cosas. Siempre quiero andar contando y que me cuenten. Y, por otra parte, La azotea de los Innombrables, que es humilde pero es mía y de Imagenta S. L., se la debía al periodismo, que es mi mundo porque forma parte de las letras y a ellas me he dedicado siempre. Las quiero y las respeto pero veo una raíz cuadrada o una ecuación y salgo corriendo.

-¿Cree que ha logrado el fin por el que escribió el libro?

-Pido que me miren con benevolencia. Es el primero. Creo que ellos se merecen algo muchísimo mejor, pero muchísimo mejor. He logrado contar lo que quería. No me gustaría que las aventuras de Mohamed Kebira se quedasen aquí. Hay alguna otra cosa pendiente que deberá resolver en los próximos años. Amenazo con volver.

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