Con derecho a...es la ópera prima de María Rozalén, una cantautora de origen albaceteño que ha irrumpido en el panorama musical con positivismo y energía, como recita su tema Saltan chispas. Esta intérprete que cursó la carrera de Psicología y posteriormente realizó un máster de Musicoterapia visitará el próximo viernes 15 la Sala Fortuna del Hotel Torrequebrada de Benalmádena, dispuesta a emocionar al público con los diez temas de su disco y alguna que otra sorpresa. Las canciones de Rozalén no son sólo una oda a la alegría y a la frescura, también son una muestra del compromiso social, que se hace latente gracias a Beatriz Romero, una intérprete para sordos que traduce cada palabra de la cantante en el videoclip 80 veces y que, además, acompaña a la artista principal en la mayoría de sus conciertos.

-Empezó tocando la bandurria en Albacete con siete años y dio su primer concierto con 16. ¿Cómo ha sido su evolución personal y musical desde entonces hasta ahora?

-Mi madre me metió en la ronda porque le hacía ilusión, entonces me gustaba tocar y lo hacía como algo natural. Después, cuando empecé a dar conciertos era como un hobby y lógicamente no me planteaba vivir de ello. Los últimos años han sido un poco vertiginosos porque estoy viviendo de lo que me gusta y empiezo a prestar más atención a las letras que escribo.

-¿Cómo es la experiencia de ser conocida de la noche a la mañana, de sacar un primer disco y de ser valorada como una de las mejores cantautoras del panorama musical actual?

-Es un abismo, un shock muy grande. No he sido un fenómeno como Pablo Alborán o Bebe, pero estaba acostumbrada a cantar para poca gente e irme de copas después con los asistentes, y de repente lleno conciertos y la gente me para por la calle para decirme que se sienten identificados con mis letras. En cuanto a sacar un primer disco, es una experiencia increíble pero también es contraproducente porque la presión para el segundo es mayor, ya que las expectativas son muy altas.

-Hace poco decía en Twitter que leyendo la prensa era complicado escribir algo esperanzador. ¿No cree que en tiempos difíciles es cuando los mensajes esperanzadores son más fáciles de componer?

-Yo soy una persona muy positiva y muy enérgica y mi entorno, por un motivo u otro, también lo es. Debido a mi personalidad y a mi manera de actuar, creo que es imprescindible hacer cosas que den esperanza para contagiar con esta energía al público.

-¿Qué espera y qué va a ofrecer al público en Benalmádena?

-Vamos en formato acústico básico, es decir, con dos guitarras y un acordeón y tocaremos más o menos el repertorio que estamos haciendo durante la gira. Interpretaremos canciones más antiguas, algunas de las nuevas para tantear al público y versionaremos a artistas consagrados.

-¿Prefiere los conciertos que la hicieron conocida en el madrileño Café Libertad 8 o ante público más numeroso como el que dará en la Sala Fortuna?

-Cada cosa tiene su encanto. Como me he criado musicalmente hablando en ambientes más íntimos y cercanos me siento a gusto en ellos. Y cuando hay mucha gente no te puedes fijar en las caras, pero también es indescriptible y yo me vengo arriba. Lo mejor es combinar ambos formatos.

-Es difícil catalogar su primer disco en un género musical porque cada canción encierra un estilo diferente. ¿Era uno de sus objetivos el no encasillarse?

-No era mi objetivo porque lo considero un obstáculo, ya que la gente necesita encasillarte para venderte . Sin embargo, el disco ha salido así porque me he nutrido de muchos estilos diferentes y no tengo uno definido.

-Es una artista con un enorme compromiso social que queda demostrado en canciones como Comiéndote a besos. ¿Cree que el público entiende todos los mensajes de sus canciones?

-En esa canción, por ejemplo, la gente suele quedarse en el no comprendes que quiero seguir comiéndote a besos y en la historia de amor, pero cuando entiende que la letra trata el VIH y el verdadero significado del tema, se queda muy impactada e incluso le gusta más lo que escuchan.

-¿Hay algún tema social que le gustaría tratar en sus canciones?

-Me encantaría hacer una canción sobre lo que está pasando en el país en materia política y social para transmitir lo que opino, pero considero difícil unificar mis pensamientos al respecto en un mensaje explícito y elegante.

-En Saltan chispas o en 80 veces hace odas al desamor. Una situación así, ¿inspira más que otras?

-Como soy tan positiva, mi terapia para el desamor es reírme de mi misma. Esta actitud chulesca gusta mucho a la gente porque el humor es lo más importante para salir de una relación.

-¿De dónde nace la innovación de sus conciertos o del videoclip 80 veces al incluir a la intérprete Beatriz Romero?

-La idea no salió de manera pensada, fue casual y natural. Beatriz y yo somos muy amigas y valoramos nuestros trabajos. En algunos conciertos la sacaba a improvisar algunas de mis canciones con un ritmo más rápido y a la gente le encantaba su arte natural. Fue todo enredándose solo, de manera maravillosa, y espero que esta unión dure mucho.

-¿Qué proyectos de futuro tiene?

-Si digo quedarme como estoy, ya no puedo pedir más. Me encantaría mejorar, sacar más discos, abrirme hueco en otros mercados. No descarto dar clases de musicoterapia. Yo soy una persona muy trabajadora, pero espero no abandonar nunca la música.