Cultura

Cuando pides un deseo a una estrella

Comedia, EEUU, 2010. 98 min. Dirección y guión: Woody Allen. Intérpretes: Antonio Banderas, Josh Brolin, Anthony Hopkins, Gemma Jones, Freida Pinto, Naomi Watts.

La carrera de Woody Allen es acumulativa. Su voluntad de rodar una película por año hace que tenga altibajos. Pero no se puede cometer peor error que juzgarle con el criterio estrecho de quienes exigen que cada director reinvente el cine y a sí mismo en cada película. Es muy de admirar este talento por así decir picassiano cuando no es impostura, pero ello no quita mérito a quienes trabajan por acumulación a la vez que por depuración, como si durante toda su carrera trabajaran en una única película de la que todas son borradores. Allen pertenece a esta estirpe. Acumula y depura su experiencia cinematográfica, su conocimiento de la historia del cine, los perfiles temáticos y emocionales de su identificable universo, la definición de su precisa forma de poner emociones en imágenes combinando con maestría el uso de los recursos visuales y sonoros (es uno de los pocos realizadores que se identifican sólo oyendo sus películas, gracias a su personal escritura de los diálogos, el uso de la voz off o la selección de las músicas jazzísticas y clásicas).

Tampoco se debe cometer el error, derivado del anterior, de darlo por acabado cada vez que no presenta una obra maestra. Su admirado Fellini fue dado por muerto tras Guilietta de los espíritus y después emergió el maestro de Satiricón, Amarcord o Casanova; fue nuevamente dado por muerto tras La ciudad de las mujeres y después emergió con la monumental E la nave va. Como él, Allen ha sido muchas veces dado por cinematográficamente muerto para resucitar cada vez con una nueva obra maestra o con un apunte siempre lleno de interés, humor, desesperación, ternura, crueldad y delicadeza. Son emociones contrarias, ya, pero es que en la acumulación alleniana también cuenta la herencia de esa cultura judía que tiene el don de mezclar lo hiriente y lo tierno, lo cruel y lo compasivo, la tragedia y la comedia, el nihilismo y la nostalgia del absoluto, la elegía y la sátira; siempre con una asombrosa capacidad para reírse de la propia desdicha. Una constante que atraviesa la literatura judía desde un Joseph Roth a un Isaac Bashevis Singer, pasando por un Angel Wagenstein o un Albert Cohen; y que ha dado al cine las glorias agridulces de un Chaplin, un Lubitsch o un Wilder. A sus 75 años y tras 41 películas, Allen tiene mucho que hacer reír, sonreír y emocionar.

Conocerás al hombre de tus sueños no es de sus grandes películas. Pero es suya, lo que quiere decir que es una gran película.

Otro toque dado al único diamante emocional que es su filmografía. Otra pasada para pulir más perfectamente la lente a través de la que observa el ser del hombre observándose a sí mismo. Al fin y al cabo pulir lentes o tallar diamantes fue una de las dedicaciones históricas de los judíos; entre ellos del gran Spinoza, algunas de cuyas preocupaciones no son extrañas al universo de Allen. Esta última obra es un canto cínico a la mentira y el autoengaño como única posibilidad de ser precariamente felices y permanentemente infelices. A la vez que contiene una emoción y un hedonismo que la alejan del pesimismo que la impregna.

El Allen que emerge en ella con más fuerza es el maravilloso urdidor de historias, capaz de fascinar contando lo que ya ha contado un ciento de veces; eso sí, siempre de forma distinta, como el Abraham el Borracho de Lejos de Toledo de Wagenstein o como los contertulios de Broadway Danny Rose. El narrador empieza citando la famosa frase de Shakespeare sobre la vida como un cuento narrado por un idiota que no significa nada; pero inmediatamente, sin temor a la contradicción, afirma: "Bien… Empecemos por Elena…". E inicia la primera historia que, en su característico juego de cerezas, irá tirando de las otras. Elena (la grandísima Gemma Jones) es una anciana que acude a una vidente para saber si tiene un futuro esperanzador tras ser abandonada por su marido (Anthony Hopkins) después de 40 años de matrimonio.

Este la dejó porque una noche se imaginó la eternidad y desde entonces se dedicó al footing, la comida biológica y una dudosa joven (Lucy Punch). Ambos tienen una hija (Naomi Watts) mal casada con un escritor (Josh Brolin) que agotó su talento en su primer libro, vaguea intentando escribir el segundo y se lía con una vecinita (Freida Pinto) mientras su mujer se ve obligada a pedir trabajo a un atractivo galerista (Antonio Banderas) quien, a su vez… Y así se van trenzando estas historias interpretadas por actores que agradecen con grandes trabajos un guión tan maravillosamente escrito que hasta incluye un personaje de estirpe puramente dickensiana: el orondo Mr. Jonathan, deliciosamente interpretado por Roger Ashton-Griffiths.

Es un guiño delicioso que esta agria y dulce fábula sobre los engaños (a uno mismo y a los otros: a la vida, en definitiva) tenga como tema principal el When You Wish Upon a Star del Pinocho de Disney, cuya última estrofa dice: "Cuando pides un deseo a una estrella, tus sueños se hacen realidad". Y si no se cumplen, a seguir soñando...

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