Cultura

Una patria ubicada en la memoria

  • Beatriz Díaz recopila la vida de los emigrantes europeos en el Marruecos de los protectorados francés y español en un libro con los testimonios directos de retornados que se establecieron en Tarifa

Sobre todo a partir del surgimiento de los protectorados francés y español, en 1912, en Marruecos florecieron las oportunidades laborales. Muchos europeos, de distinto origen, saltaron el Estrecho. En España la Guerra Civil y la represión también trazaron esa dirección al exilio. En el país norteafricano todos se ganaron la vida al tiempo que se construían una nueva, para ellos y para su descendencia. Tales hijos, nietos y bisnietos son el crisol de ese periodo histórico en esa localización exacta. Sus raíces se hunden en tierras europeas, nacieron en un reino alauí de soberanía troquelada y ahora residen, por ejemplo, en Tarifa.

Son los casos de Armando Saluzzo, Giuseppe Lo Bianco (recientemente fallecido), Irene Verissimo, Miguel Burgos, los hermanos Pepe y Luis Torres, Fernanda Piñero y Michelle Cases. Tienen en común el linaje europeo, haber visto la luz en Casablanca -la mayoría- y vivir en Tarifa -excepto Lo Bianco, que falleció en Fuengirola-, básicamente por haber contraído matrimonio con un tarifeño/a o por tener familiares originarios del lugar. Son los ocho testimonios que recoge Beatriz Díaz en su libro El olor de la hierbabuena, que es la nostalgia de un té moruno.

La obra reproduce y ordena vivencias que Díaz recopiló en el taller La historia de mi vida, en concreto durante su tercer año de celebración en Tarifa. La iniciativa, que en una ocasión también ha tenido lugar en Los Barrios, convoca a los participantes a descubrir sus memorias a través de un trabajo continuado y en grupo. El taller que ha dado lugar al libro reclamó a finales de aquel 2006 a esos emigrantes de origen europeo nacidos en Marruecos, retornados y establecidos en Tarifa desde los sesenta, poco después de la independencia marroquí (1956). La experiencia fue financiada por el Ayuntamiento local y la Diputación, que ahora también edita El olor de la hierbabuena, dentro de la colección Diálogo de memorias.

La obra se dio a conocer ayer en el Kursaal de Algeciras, presentada por la Fundación Provincial de Cultura y la de Dos Orillas. Al acto también acudieron algunas de esas voces seleccionadas del taller La historia de mi vida, "piezas de un puzle" que Díaz decidió juntar para entender mejor el proceso histórico en cuestión, además de la particular idiosincrasia de esas gentes.

Estas historias, personales, están cuarteadas por la historia, la del mundo. Como la de Giuseppe, a la que Díaz accedió a través de la hija. "Me interesó su experiencia. Había pasado por un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, un campo de concentración en Marruecos", explica. Además, la autora -madrileña y afincada en Tarifa desde hace cinco años- detalla: "Los familiares de estas personas me han comentado que la obra les ha servido para recordar, para entender, para aclarar. Han vivido hechos históricos de los que no siempre se ha hablado. En Francia por ejemplo no se ha hablado de las partes más oscuras de su actuación en la Segunda Guerra Mundial. Ellos no sabían por qué sus padres o por qué ellos mismos estuvieron en un campo de concentración, por qué metieron allí durante tres años a un montón de italianos que habían nacido en Marruecos porque Italia se había aliado con Alemania".

"Lo que a mí me transmiten estas personas es una gran satisfacción por haber tenido la oportunidad de vivir esa experiencia, convivir entre muchas culturas, lenguas y religiones. Más que sentirse apátridas, se sienten con muchas indentidades", expone Díaz.

Se trata de la idea que cose los testimonios. El de Michelle termina así: "Yo soy francesa por mi cultura, pero nacida en Marruecos. Leo libros en francés, me intereso mucho por lo que pasa en Francia. Mi padre nos decía 'somos franceses' y por eso guardo esa idea, pero, claro, yo voy a Francia y no pensamos como los franceses. Tenemos otra mentalidad. Tampoco somos italianas, ni españolas. Tenemos la mentalidad de los europeos que han nacido en Marruecos, aunque allí también nos consideran de fuera. Aunque yo sea francesa de cultura y viva en España, mi país es Marruecos".

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