Cultura

La magia de La Unión

  • La Lámpara Minera, máximo galardón del Festival de Cante de las Minas, viaja a Huelva, y el resto de galardones se dividen entre Córdoba, Sevilla y Cádiz

Es la magia del Festival de las Minas. El baile más estremecedor, radical y vibrante que se ha visto este año sobre las tablas del Antiguo Mercado de La Unión lo realizó una bailaora que no llegó a la final. El arte es vida y la vida es inexplicable. Me refiero al baile por soleá con bata de cola que la malagueña Carmen González, de 22 años, nos regaló en la tercera semifinal. Lo que ocurrió este año en los concursos de baile es tan maravilloso como inexplicable. Inexplicable en el sentido de que las palabras y los conceptos son aquí impotentes ante la magnitud de arte desplegada por los intérpretes. Ha sido una decisión muy complicada, por no decir imposible. Hasta el punto de que mi bailaora favorita, mis lectores habituales lo saben porque ya me he ocupado de ella en estas páginas con anterioridad, María Moreno (Cádiz, 1986), fue excluida de la final. Moreno bailó maravillosamente, como maravillosamente bailaron los finalistas, Mercedes de Córdoba y Edu Guerrero, que se alzó, finalmente, con el Desplante Minero, máximo galardón de La Unión en la modalidad de baile, dotado con 9.000 euros. Guerrero (Cádiz, 1983) es un intérprete redondo, completo, estelar y divino, con un aura de estilización y buen gusto, que actualiza el legado del gran Antonio Ruiz Soler. Es un intérprete con una proyección enorme. Sus tres bailes fueron los más completos vistos en los concursos de La Unión desde hace años. Mercedes de Córdoba fue una brillante finalista con un baile dramático y sensual, pleno de recursos y emoción, que fue recompensado con 4.500 euros. Los dos bailaores que rivalizaron en la final son compañeros en la compañía de Eva Yerbabuena.

De hecho, el espectáculo de la final rayó a una altura artística enorme, por encima de algunas de las galas de este año. Y recuerdo la nómina de los protagonistas de las galas de La Unión en 2013: Eva Yerbabuena, Vicente Amigo, El Cigala, La Argentina, Israel Galván y Miguel Poveda. El amor al flamenco, que es lo que este festival destila por los cuatro costados, con una organización enamorada de lo jondo en todas sus manifestaciones, provoca estas cosas. La Unión respira jondura, como reza el letrero que recibe al viajero a la entrada de la localidad: "Ciudad minera y flamenca". Una emotiva declaración de principios.

El onubense Jeromo Segura, de 34 años, se alzó con la Lámpara Minera, máximo galardón del festival, dotado con 15.000 euros, además de con los premios por cartageneras y soleares, con una interpretación de cantes trianeros espeluznante. Segura es un profesional de larga trayectoria que dedica la mayor parte de su vida profesional a cantar para Eva Yerbabuena. Dedicó el premio "al maestro Pencho Cros y a todos mis compañeros que siempre han creído en mí, a Rosendo, a mi mujer y a mis hijas. Llevo muchos años luchando y preparándome para este momento y ahora lo quiero aprovechar para que impulse mi carrera como solista".

La sevillana de 25 años Cristina Soler ganó el premio por seguiriyas, dotado con 3.000 euros, y el Niño de Gines, nacido en la localidad de la que toma su nombre artístico en 1989, hizo lo propio por abandolaos por otros 3.000 euros. Los 6.000 euros del premio El Filón al mejor instrumentista fueron para el bajista sevillano Pepe Bao que ofreció una taranta futurista y unas bulerías pletóricas de compás, creatividad y sentido flamenco. Procedente de ámbitos rockeros, Bao ha compartido experiencias musicales sevillanas notables junto a Raimundo Amador o O'Funk'illo, entre otros, en los últimos 20 años. Lo cierto es que la visión del flamenco desde el bajo eléctrico que ofreció Bao en las tablas del Antiguo Mercado de La Unión abre el camino a nuevos territorios de lo jondo, que es uno de los motivos inspiradores del premio El Filón, único en el ámbito de los concursos flamencos, instituido en el Festival de las Minas hace unos años. Creo que se trata del premio con más proyección de los otorgados este año. Y ello, por la enorme calidad musical y de puesta en escena de Bao al actualizar una tradición, el flamenco eléctrico, creada involuntariamente por Sabicas a finales de los 60. El flamenco eléctrico es el nombre de una de las tendencias con más futuro de lo jondo. Bao ha aplicado con naturalidad las técnicas del flamenco a su instrumento, y ha asimilado la música tradicional jonda sin complejos ni efectismos. Es consciente de un hecho tan sencillo como que el flamenco es música y él es un músico. Conoce su instrumento, y la tradición de su instrumento, y el flamenco, y la tradición del flamenco. Por eso ha sido el digno Filón de este año.

El saxofonista Gautama del Campo obtuvo el segundo premio de instrumentos y 3.000 euros. Otros ganadores en la modalidad de cante fueron Sebastián Cruz (Beas, Huelva, 1977) por malagueñas y María Mezcle (Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, 1987) por cantiñas. Todos ellos recibieron 3.000 euros de premio por sus cantes. Los galardones de guitarra quedaron desiertos.

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