Cultura

La llamada de la sangre

Drama, Italia, 2014, 104 min. Dirección: Francesco Munzi. Guión: Francesco Munzi, Fabrizio Ruggirello, Maurizio Braucci, a partir de la novela de Gioacchino Criaco. Fotografía: Vladan Radovic. Intérpretes: Marco Leonardi, Peppino Mazzotta, Fabrizio Ferracane, Anna Ferruzzo, Barbora Bobulova, Giuseppe Fumo. Cines: Arcos, Avenida.

Anime nere, Calabria para su estreno español, pasaba por la Sección Oficial del Festival de Venecia de 2014 para sumarse a ese nuevo filón exportador del cine italiano que parece haber puesto su mirada en el mundo criminal de la mafia (pienso en títulos como Gomorra o Salvo) con renovados ojos realistas, voluntad documental y cierto propósito antropológico.

Se trata ahora de la mafia calabresa, la 'Ndrangheta, cuyas particularidades rurales, horizontales y consanguíneas la distinguen de la siciliana o la napolitana, a las que el cine ha prestado mucha más atención hasta la presente.

Calabria apuntala la dialéctica de lo viejo y lo nuevo ya desde su arranque, que nos lleva del Copenhague donde se gestionan las grandes operaciones con los narcos colombianos al pequeño pueblo de Africo, un microcosmos rural y aislado atravesado por viejas rencillas entre familias y la inevitable omertá de los vecinos ante la mirada cómplice o poco eficiente de la policía y las autoridades.

Allí, en ese epicentro convulso y tenso, la cinta de Francesco Munzi (Saimir, Il resto della notte) se mueve con soltura y aliento mítico, intentando que su guión de resonancias shakesperianas (parece inevitable dentro del subgénero) no se vea demasiado gracias a una puesta en escena naturalista en la que actores profesionales y lugareños se dan la réplica en un relato en el que los lazos consanguíneos, la continuación de la tradición o su renuncia, la traición, la fiebre de la venganza y la muerte se despliegan como un destino inevitable para sus protagonistas, anclados en un paisaje moral y ancestral del que difícilmente podrán escapar.

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