Cultura

Una isla para aprender a vivir

  • Albert Espinosa vuelve a darse un baño de multitudes con 'El mundo azul', una obra en la que defiende el caos "porque es aquello que nos hace únicos"

En El mundo amarillo, el libro que inspiraría su célebre serie Pulseras rojas, Albert Espinosa relataba su propia experiencia con el cáncer y hablaba de los amarillos, que definía como "el nuevo escalafón de la amistad, esas personas que no son ni amantes ni amigos, esa gente que se cruza en tu vida y que con una sola conversación puede llegar a cambiártela". Ahora, el escritor barcelonés cambia de tonalidad y publica El mundo azul (Grijalbo), una novela en la que, a través de la peripecia de cinco chavales que intentan rebelarse contra el destino que les espera, reivindica el caos como filosofía de vida.

"Hablo del caos como la personalidad sin juicio ni moral, como lo que cada uno es", explicaba en una visita a la Feria del Libro de Sevilla, hace unas semanas. "Hay que creer en él y no luchar contra eso, porque es aquello que nos hace únicos", opina un autor que cree que "tampoco al mundo le va tan bien creando estándares o modelos de vida". "Al final -añade- has de pensar por qué quieres hacer las cosas, qué te aportan. Esa frase que decía Dickens de que morimos a los 27 y nos entierran a los 72... Creo que el libro habla de eso, de intentar recordar que has de estar vivo, y para estar vivo, quizás, hay que hacer cosas que están contracorriente".

Los protagonistas de esta nueva obra, la que más ha "tocado personalmente" a su creador, "son personajes que van a morir, pero que aprenden a encontrar un nuevo camino en la vida". Frente a El mundo amarillo, "en el que contaba mi vida de pequeño", El mundo azul es la obra "menos autobiográfica" de Espinosa. "Pero este libro sí nace de algo que me ocurrió -confiesa-: a los 14 años me dieron un 3% de posibilidades de vivir y me dijeron que me fuera a pasar mi último mes a Menorca. Aquellos días que estuve, hasta que encontraron un tratamiento alternativo, me marcaron. Conocí a gente que no tenía miedo; siempre digo que los miedos son dudas no resueltas y en ese sitio te resolvían muchas dudas. Cuando pierdes el miedo a la muerte, que para mí fue la gran herencia de la época del cáncer, aprendes que poseer es un error. Las pérdidas, de algún modo, también se convierten en ganancias", defiende el escritor, que eligió Ischia, por su admiración a Patricia Highsmith, y Lanzarote, por César Manrique, para escribir este libro. "La isla que describo en la novela es una mezcla de esos dos lugares", afirma.

Espinosa está comprobando estos meses de promoción el gancho que tiene entre sus lectores. Los datos abruman: ha vendido más de millón y medio de ejemplares en más de 40 países, su serie Pulseras rojas ha fascinado a Spielberg -que produce su propia versión-, arrasa en Italia o Chile entre otros sitios, e incluso ha unido a las enemistadas Rusia y Ucrania, que harán una adaptación conjunta. Y recibe, nada menos, que unos ocho mil correos al día de sus admiradores. "Intento dedicar dos días a la semana, los miércoles y los domingos, a responder, pero inevitablemente voy con retraso. Puse mi dirección en el primer libro y aún lo sigo haciendo. Los lectores te cuentan parte de su vida, y yo me alimento de las historias de los demás. En muchos casos acabo pidiéndoles a los lectores si me dejan su historia, y si me la regalan la utilizo".

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