Cultura

La imagen latente

  • José López y Ramón Clavijo publican una novela histórica que se fragua en torno a la visita de Franco a Jerez en mayo de 1943

La vida del ciudadano el 6 de mayo de 1943 iba más allá de la pomposa acogida que tuvo el general Franco en su visita a Jerez, a quien el Ayuntamiento incluso le regaló un caballo, comprado a Domecq. Mientras tanto, seguramente aquel día no porque quedaría indecoroso, en las puertas del Consistorio los jerezanos hacían cola para hacerse con algo de ropa de invierno para soportar los próximos fríos. Tanto un hecho como el otro forman parte de la vida de un tiempo que ha quedado en el olvido, o que ni tan siquiera llegó a ser recuerdo, pero que los escritores José López y Ramón Clavijo recogen en el libro La ciudad que no sueña (Libros Canto y Cuento). Una novela histórica fraguada en una vinoteca de la calle Santo Domingo, hoy desaparecida, en la que ambos autores pusieron en común sus apuntes, de una obra que ya tenía los cimientos en reuniones anteriores de las que han salido además otro par de libros, así como trabajos de investigación.

Una novela que a los dos "nos interesa, por un lado, por el periodo histórico, la posguerra; y, por otro, porque tiramos de la ficción para presentar hipótesis que los historiadores se pueden plantear a pesar de no tener un rigor documental detrás, aunque es la ficción aquí la que escarba", cuenta Clavijo. Así que, alrededor de esta visita del general a nuestra ciudad, los autores desarrollan una trama sobre el negocio ilegal de libros antiguos. El crimen de un modesto impresor, que aparece muerto en una bota de vino de una bodega que iba a visitar Franco días antes de su llegada, y que era miembro de un órgano creado por el Régimen para requisar libros y papeles subversivos, es el detonante de una historia trepidante, bien contada, documentada y en la que difícilmente se encuentran las costuras entre ficción y realidad. Páginas en las que además aparecen personajes destacados "que han hecho de Jerez la ciudad que hoy es: Manuel Esteve, Julián Pemartín, el marqués de Villapanés o Soto Molina, entre otros", apuntan los escritores.

Un libro con un 90% de realidad, casi desconocida para el lector, y 10% de ficción

Una obra en la que se plantean dos tramas paralelas: por un lado, el manuscrito La mojigata de Moratín y, por otro, ese momento histórico de la visita de Franco que la ciudad vive con inquietud. "El año 1943 -subraya Clavijo- es muy interesante, es la época más dura de la posguerra, en la que Franco hace visitas por el país por miedo a que su poder esté en peligro a causa de la situación exterior, ya que el signo de la Segunda Guerra Mundial estaba cambiando. En 1942, los aliados han desembarcado en el Norte de África e incluso se rumorea que tropas republicanas participaron en ello. Eso, sumado a la guerrilla que se vivía en el Sur de la península, pues Franco se dedica a recorrer parte del arco sur, ruta en la que extrañamente visita Jerez en vez de Cádiz".

Un control del poder que el Régimen traslada también a lo que se pensaba y se escribía, algo que supuso el cierre de bibliotecas, la ruina de negocios como librerías, la intervención sobre personajes, periódicos... Un mundo que planea sobre la historia que aquí se cuenta, "que no es local porque podría haber transcurrido en cualquier otra ciudad aunque el escenario sea Jerez". Una novela histórica con una pincelada de novela negra que tiene "una buena documentación que soporta la obra. Un libro en la que la parte ficción y la real el lector difícilmente podrá distinguir. Aquí hay un 90% de realidad que se desconoce en gran medida, aunque la foto de la portada sea muy popular, y un 10% de ficción".

Cuando el café no era café, la vida no era precisamente fácil, se descabalgaban a poderosos de sus puestos de mando y los signos de las guerras iban cambiando..., Franco baja la calle Consistorio acompañado de Carmen Polo y el alcalde, Andrés Fereán López, camino de la hoy plaza de la Asunción. La ciudad que no sueña profundiza en la posguerra cuyos estudios históricos escaseaban hasta hace poco tiempo. Un título que parte del siglo XVIII con el también paso de Moratín por Jerez y continúa con la visita del general en el XX. Senderos rescatados del pasado que llegan hasta hoy.

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