Historia del activismo homosexual en Andalucía

Cuando ser y amar eran delitos

  • El ensayo ‘Lo personal es político. Historia del activismo homosexual en Andalucía’, de Juan Ramón Barbancho y Pablo Morterero, y editado por la Diputación de Cádiz, se presenta mañana jueves en el café teatro Pay Pay

Ilustración alusiva a la lucha por la conquista de los derechos LGTBI.

Ilustración alusiva a la lucha por la conquista de los derechos LGTBI. / Miguel Guillén

La historia del activismo homosexual es la historia de la lucha por ser, por la reivindicación de la propia identidad, y por amar, por la libertad de elegir y mostrar a quien amar. La historia del activismo homosexual es una historia individual, colectiva y pública porque Lo personal es político, como apuntan Juan Ramón Barbancho y Pablo Morterero en el título de su libro conjunto que acaba de publicar la Diputación de Cádiz y que mañana jueves 20 de junio, a las ocho de la tarde, se presenta en el café teatro Pay Pay.

Una obra que nace “al calor del 40 aniversario de la aprobación del decreto ley que excluía la homosexualidad de la ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social”, explica Morterero, presidente de la asociación Adriano Antinoo que en 2018, dentro de los actos con motivo de la efemérides, planteó “comenzar una investigación histórica sobre la historia del activismo homosexual en Andalucía” ya que su asociación, fundada en 2012, tenía como objetivo principal “recuperar la historia de aquellos homosexuales que habían sufrido la represión y discriminación en tiempos de Dictadura, Transición y primera Democracia”.

El resultado es una obra con la que se pretende “recuperar la voz de los que, por desgracia, no han podido tenerla o que la han tenido pero no han creído que sus vivencias tenían valor” además de realizar un acercamiento “a los movimientos y asociaciones que, en algunos casos, por ser más débiles o efímeros, no habían dejado demasiado rastro de su existencia”.

Con todo, Morterero advierte que Lo personal es político. Historia del activismo homosexual en Andalucía apenas es “un bosquejo”, “una primera cartografía”, sobre una materia de la que “todavía queda mucho por descubrir”, con lo que la considera como “un comienzo y no una obra definitiva”, animando así a “otros investigadores” a explorar este campo e, incluso, “a refutar o confirmar algunas hipótesis” que los autores han introducido en la obra.

Y es que en este libro, “que tiene dos partes, una primera sobre la recuperación de la memoria de estas personas víctimas de la Ley de Peligrosidad, y otra sobre el activismo propiamente dicho”, llega en un momento importante en la historia política andaluza con la irrupción en el Parlamento de un partido que ha puesto en cuestión los derechos conseguidos por el colectivo LGTBI. “De todas formas –opina Morterero– creo que tenemos que esperar un poco de tiempo porque no hay que olvidar un hecho fundamental y es que, según la ONU, los derechos LGTBI son Derechos Humanos y quien cuestione los Derechos Humanos está a un lado de la raya. Así que cuestionar, por ejemplo, el matrimonio homosexual no es una opinión es ponerte, según la ONU, del lado de los que no están de acuerdo con los Derechos Humanos, por tanto, VOX está en contra de los Derechos Humanos pero espero que partidos como Ciudadanos y PP, que yo creo que defienden los Derechos Humanos, pues nos respaldarán”.

Lo personal es político, desde luego, viene a abundar en esa historia de cómo las personas LGTBI han conseguido concienciar sobre la importancia del reconocimiento de la identidad y de la orientación sexual para conseguir una sociedad verdaderamente democrática a través de la construcción de un activismo que en Andalucía, en sus orígenes, fue “muy transformador y muy revolucionario pero apenas tuvo repercusión a nivel estatal”.

Por eso, es importante recuperar los nombres de esos movimientos y activistas que desde finales de los años 70 realizaron las primeras acciones reivindicativas. Morterero y Barbancho nombran a la Unión Democrática de Homosexuales de Málaga como el primer movimiento de nuestra Comunidad con una primera acción callejera en enero de 1977, año en el que también parece que surgieron en Granada el Movimiento de Liberación Homosexual y el Frente de Acción Revolucionaria.

“De todas formas, eran movimientos muy localistas en el sentido de que lo que pasaba en Granada no se sabía en Sevilla o lo que pasaba en Sevilla no se conocía en Málaga”, aduce el autor que, sin embargo, habla de “dos realidades que parecen trascender a nivel regional” como “la actitud de apoyo del párroco de la iglesia San Idelfonso de Granada, donde personas de otras provincias acudían para salir de situaciones de discriminación y marginación” y “la organización del Frente de Liberación Homosexual de Andalucía con implantación en Cádiz, Córdoba, Sevilla, Málaga y Granada” convirtiéndose en la primera estructura de ámbito regional aunque Mortetero recuerda que un poco antes el Movimiento Homosexual de Acción Revolucionaria, localizado en Sevilla, intentó llegar a Córdoba.

En la obra, además, se recuperan diferentes hitos de esta lucha en Andalucía como la presencia de Manuel Alejandre, del Frente de Liberación Homosexual en Andalucía, en una mesa sobre VIH con médicos especializados y el arzobispo de la Diócesis, Carlos Amigo, en Sevilla en el año 1987; o la participación también en Sevilla, a través del Movimiento Homosexual de Acción Revolucionaria, en la red de las primeras ciudades donde se celebraron en el año 78 las manifestaciones y mítines que después derivarían en el Orgullo Gay, entre otras.

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