Cultura

El flamenco que cruzó el Atlántico

  • La compañía de David Morales representará en la Bienal de Flamenco 'El Indiano', un homenaje a los bailes de ida y vuelta que trajeron aquellos andaluces que marcharon a las Américas en busca de fortuna

El ballet flamenco de David Morales presentará el próximo 10 de octubre en la Bienal de Flamenco El Indiano, una propuesta mestiza que tiene más que ver con el diálogo de culturas que con la fusión propiamente dicha.

El indiano es el personaje central de este espectáculo que pretende reconciliar las músicas de Hispanoamérica con el flamenco, y en palabras del bailaor, "hacer una investigación sobre cómo se enriqueció el flamenco con los viajes por el Atlántico". La figura del emigrante que marchaba a América en busca de fortuna es el eje que pone en funcionamiento una sesión musical variada y muy completa de los llamados bailes de ida y vuelta, que abarcan desde la guantanamera o la guajira hasta el tango argentino.

El montaje contará con la dirección escénica de Julio Fraga, que describe el decorado como "un horizonte que implica a los dos continentes y sobre el que se abre una puerta". El onubense apostó por este espectáculo porque, además de haberse "enamorado" de las canciones, le dió la posibilidad de introducir en un montaje flamenco instrumentistas del mundo del jazz, el rock y la copla.

El Indiano, que se estrenó el pasado mes de abril en El Puerto de Santa María y luego viajó hasta Málaga, ha recibido "una buena acogida por parte del público" según su director escénico, y su objetivo en el Teatro Central de Sevilla es "recordar a los espectadores que el flamenco bebió de la música de nuestros hermanos de América, y que no podemos olvidar nuestras raíces latinas".

Este espectáculo es el tercer gran proyecto de David Morales, quien ha supervisado cada detalle y ha seleccionado la música. La idea es superponer los sones americanos y el flamenco a través de la poesía, la música y la danza, pero nunca mezclarlas. "Respetamos sus ritmos y su sentido, no fusionamos", comenta el bailaor linense, que en este montaje se acompaña de la artista Rosario Toledo representando a una de las tres mujeres que el indiano se encuentra en su viaje entre Cádiz y Suramérica.

Morales quiere transmitir al público sevillano que es "un bailaor ortodoxo", pero que busca, a través de la investigación, formas nuevas para el flamenco. "El Indiano es un espectáculo para todos los públicos, con el que quiero reivindicar que la música no tiene fronteras", expone Morales, para el que volver a la Bienal representa "no sólo una gran ilusión, sino también una responsabilidad", sobre todo debido a que El Indiano es uno de los programas que cierra este evento en octubre.

David Morales comenzó a bailar por sevillanas a los 4 años en su ciudad natal a las órdenes de Amelia Hidalgo, y a los 7 años ya se arrancaba por bulerías en el Festival Flamenco de Los Barrios junto a figuras como Camarón de la Isla, Chiquetete y Fosforito. Antonio el Bailarín alabó su técnica: "Ni cuando yo tenía 20 años hacía lo que él hace con 10', me dijo", recuerda el bailaor. Esto fue algo que lo llenó de orgullo y le sirvió para seguir adelante cuando la dureza del baile le hacía pensar en dejarlo. "Él es uno de los dioses de la danza española, y cuando creces y te das cuenta de lo valiosas que son esas palabras, vuelves a sentirte fuerte y sigues trabajando", comenta.

Éste es su segundo trabajo relacionado con la inmigración después de Viajeros del Estrecho en 2006, ya que al artista le interesa mucho el papel del flamenco fuera de nuestras fronteras. "Fuera te miman mucho cuando saben que eres un bailaor flamenco. La repercusión de este arte en el mundo es importantísima. Muy a mi pesar, en España es donde está peor considerado", cree Morales, quien ha hecho giras por países como Holanda, Portugal, Reino Unido y Alemania con su anterior trabajo Abraçado, en el que propiciaba el encuentro entre el flamenco y la samba brasileña.

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