Cultura

Las estrategias del editor ante la red

  • Andalucía lidera la producción nacional del libro electrónico · El sector contempla el salto digital como una oportunidad para renegociar su relación con la administración y reivindica asumir el libro institucional

El sector editorial andaluz encabeza la producción del libro electrónico en España, según acaba de poner de manifiesto el Anuario de Estadísticas Culturales que ha elaborado el Ministerio que dirige Ángeles González-Sinde con los datos relativos a 2009. El año pasado, se registraron en el ISBN 5.748 libros en Andalucía en cualquier soporte distinto del papel (el 99,5% se trataba de ediciones electrónicas), frente a los 2.556 títulos inscritos en Madrid y los 1.431 de Cataluña, las dos comunidades que suelen liderar este tipo de ránkings.

Este carácter pionero en la adaptación a las nuevas tecnologías es una de las bazas que esgrime la Asociación de Editores de Andalucía (AEA) al presentar las fortalezas de un sector que da empleo directo a una media de siete personas por empresa, según se detalla en el Plan Estratégico de la Industria Editorial Andaluza que este colectivo ha presentado recientemente a la Consejería de Cultura.

Con las remodelaciones departamentales que realizó Paulino Plata tras asumir el cargo, se ha vivido una de esas paradojas de la política tan frecuentes en estos tiempos: el sector dejó de estar representado por la Dirección General del Libro, que desde la anterior etapa tenía al frente a Rafaela Valenzuela -fichada por el equipo socialista que opta a la alcaldía de Córdoba-, para depender de la nueva dirección general de Innovación e Industrias Culturales que ostenta Andrés Luque y engloba también a colectivos tan diferentes como las orquestas, las artes escénicas y el pujante audiovisual.

Lo cierto es que la AEA ha convertido amenazas en oportunidad y, a la vista del interés por las nuevas tecnologías que preconizan Luque y el propio Paulino Plata, ha encontrado en este terreno uno de los cauces más fluidos para estrechar su colaboración con la Administración autonómica. Porque pocos sectores están viviendo una reforma tan radical de su modelo comercial como el del libro por causa de la digitalización, un cambio que coincide en el tiempo con la supresión, por parte de la Junta, de las ayudas al impulso editorial que eran, básicamente, una compra de fondos para las bibliotecas públicas andaluzas. La alternativa que se ofreció fueron los fondos reintegrables, cuyo diseño no convence al gremio del libro, que ha criticado la falta de agilidad y excesiva burocracia en la tramitación de los préstamos así como el hecho de que el ICO e incluso algunas bancas privadas ofrezcan líneas de crédito más útiles e interesantes.

Ante este panorama, una de las fórmulas propuestas por la AEA para dinamizar el sector privado consiste en que éste asuma la edición de los libros que publican las distintas Consejerías, entre las cuales las de Presidencia, Obras Públicas o Medio Ambiente son tanto o más activas que la propia Consejería de Cultura; o que se promuevan fórmulas de coedición, como por ejemplo la que ha venido desarrollando el Centro de Estudios Andaluces, dependiente de Presidencia, con el sello Renacimiento. La presidenta de la AEA, María Luisa Amores, recuerda que ésta es una antigua reivindicación reavivada por la crisis ya que "la edición institucional en Andalucía supone el 13,4% de la producción editorial en la comunidad, frente a la media española, que es del 8,6% sobre el total de la producción nacional".

Otro reto para los editores andaluces estriba en el creciente traslado de las ventas al comercio online. El Plan Estratégico presentado por la AEA propone una serie de colaboraciones con el Gobierno andaluz para fomentar la digitalización de los fondos editoriales y buscar nuevas oportunidades de creación y comercialización en el entorno digital, teniendo en cuenta las debilidades del sector: el pequeño tamaño de las empresas, la dificultades de distribución, la falta de estructura y la necesidad de inversión. "Son actuaciones que la Junta debe considerar porque, independientemente del soporte, todas las actuaciones del sector editorial tienen como última finalidad la divulgación y difusión de la creación cultural escrita andaluza, tanto fuera como dentro de la comunidad", reivindica Amores.

Por eso, la AEA ha puesto un énfasis especial en la formación en materia digital y ha propuesto un paquete de medidas específicas para enseñar al sector cómo desarrollar la edición, venta, gestión de los derechos de autor y promoción de los trabajos en la era digital: desde talleres de mercadotecnia online a la creación de comunidades sociales en la red y un largo etcétera.

El escenario dibujado por este Plan Estratégico contempla también la creación de un espacio de colaboración en internet "que sirva de punto de encuentro y referencia de los profesionales del sector del libro, ya se trate de autores, libreros, bibliotecarios, editores o ilustradores", enlazándolos con los lectores y favoreciendo nuevas oportunidades de negocio. "Tendremos muy en cuenta las redes sociales, los blogs y todas las iniciativas que acerquen los contenidos culturales al público lector", puntualiza la presidenta de la AEA, que subraya la "estrecha conexión que existe entre una mejora económica y un desarrollo de las industrias culturales, como la del libro. Las comunidades más ricas tienen mayor intensidad laboral en el sector cultural y creativo", defiende.

Tampoco hay que perder de vista que el gran negocio sigue estando -y no se prevé un cambio radical de tendencia en 2011- en el libro analógico, ya que el electrónico sólo supone, por ahora, un 2% de la facturación total del sector en Andalucía. Y en los últimos años la edición tradicional ha seguido creciendo: según los datos del Ministerio de Cultura relativos a 2009, ese año se inscribieron en el ISBN 9.691 libros en soporte papel en Andalucía, frente a los 7.819 de 2008.

Finalmente, la AEA está atenta al impacto que la piratería ha tenido en ámbitos como la música y el cine. "En el primer semestre de 2010 ha habido un avance muy rápido. Las descargas ilegales de libros han crecido en España un 35%", detalla Amores, para quien "en época de crisis hay que defender con más encono la propiedad intelectual. Como cualquier sector que se siente dañado en sus derechos, el editorial también está preocupado".

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