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Érase una vez el Holocausto: Grumberg y Hazanavicius logran un imposible

Una imagen de 'La cargas más preciada'. / D. S.

La ficha

***** 'La carga más preciada'. Animación, Francia, 2024, 81 min. Dirección y guion: Michel Hazanavicius, basado en el libro de Jean-Claude Grumberg. Música: Alexandre Desplat.

No comparto ni el entusiasmo desmedido ni el desprecio exagerado por Michel Hazanavicius. No me interesó la aplaudida y premiadísima The Artist (2011) que revivió el cine mudo. Menos aún Los infieles (2012) y La búsqueda (2014, que guarda cierta relación -la infancia profanada por la guerra- con la película que hoy comento). Tampoco su ajuste de cuentas con Godard en Mal genio (2017) y su incursión en el cuento oriental con El príncipe olvidado (2020), buscando revivir por efecto de su cinefilia el kitsch de un Korda. Me divirtieron en cambio sus recuperaciones de aquella olvidada aportación francesa al cine de espías de la era Bond que fueron las seis entregas de las aventuras del agente OSS 117 entre 1963 y 1967, que él revivió con tono de homenaje humorístico en OSS 117: El Cairo, nido de espías (2006) y OSS 117: Perdido en Río (2009), posiblemente influidas por las parodias británicas de Austin Powers. También me gustó su remake del divertido disparate japonés One Cut of the Dead que él trasladó a Francia en ¡Corten! (2022).

Que adaptara La mercancía más preciosa. Un cuento (hay edición española en Tres Puntos Ediciones) del prestigioso escritor, dramaturgo y guionista Jean-Claude Grumberg no era tranquilizador. Cuando tenía tres años el padre y los abuelos de Grumberg, judíos de origen rumano residentes en París, fueron deportados a Auschwitz. Él y su hermano tuvieron la fortuna de ser acogidos en la casa-orfanato de Moissac en la que, gracias a la complicidad entre miembros de la resistencia judía y el alcalde y los vecinos de la pequeña ciudad que pusieron en peligro sus vidas, se salvaron más de 500 niños judíos. Grumberg ha dedicado una parte considerable de su obra al Holocausto, ya sea en teatro (Dreyfus, El taller, Zona libre, Soñar, quizás), en sus relatos (Pleurnichard, De noche todos los gatos son pardos, esta La mercancía más preciosa. Un cuento) y en sus guiones (El último metro de Truffaut, Amén de Costa Gavras, 93, rue Lauriston de Granier-Deferre).

La mercancía más preciosa. Un cuento, publicada en 2019, es una aproximación al Holocausto con el tratamiento de un cuento de clara inspiración autobiográfica. Érase una vez dos ancianos y pobres leñadores polacos que, con gran pena de la mujer, no tenían hijos. Cerca de su casa pasaban veloces trenes de mercancías, que la mujer imaginaba llenos de las cosas que tanto deseaba y nunca tuvo. Un día un paquete salió despedido desde uno de ellos. La mercancía era algo que deseaba y no tenía, desde luego, pero no lo que tantas veces había imaginado: una niña. Los trenes llevaban judíos al exterminio y un padre, desesperado, había arrojado a su niña esperando que algún alma compasiva la salvara. A partir de ahí se desarrolla la historia.

El mismo año de su publicación, Charles Tordjiman la adaptó al teatro. A la vez que Michel Hazanavicius -nieto de inmigrantes judíos lituanos y polacos- empezó a trabajar con Grumberg para una nueva edición ilustrada por el director, dibujante de talento, y para coescribir con él un guión cinematográfico. Salir airoso de transformar una historia sobre el Holocausto en un cuento con tratamiento poético y tradicional que no evita ni la emoción ni el desgarro ya era una empresa difícil. Grumberg lo consiguió. Convertir el cuento en una película de animación dibujada y dirigida por el tan ambicioso como irregular Hazanavicius era mucho más arriesgado. Pero, casi sorprendentemente, también se consiguió.

Hermosa, humanísima, tierna, triste, esperanzadora, difícilmente sencilla: el director ha logrado, dejando la imagen real por la animada para reforzar el tono de un cuento que no renuncia a los sentimientos reales y asumiendo el proyecto más arriesgado de su carrera, su mejor película. Imágenes tan delicadas como poderosas, envueltas -si pueden véanla en versión original- en la conmovedora voz última de Jean Louis Trintigant, que interpretó poco antes de su fallecimiento en 2022 la voz narradora en la que sería su última película, y en la delicada música, sentimental sin sensiblería, de un Alexandre Desplat intimista.

El mérito del relato de Grumberg fue convertir su propia, trágica, historia en un cuento lleno de verdad, emoción, dolor y esperanza: la niña tirada del tren es él perdiendo a su padre y sus abuelos, los leñadores son los voluntarios del orfanato de Moissac y los ogros son los colaboracionistas y los nazis. El mérito de Hazanavicius ha sido conservar la verdad, dolor, emoción y esperanza del cuento en esta hermosa película.

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