Cultura

La edad de la inocencia

Documental, Francia, 2010, 79 min. Dirección y guión: Thomas Balmes. Fotografía: Jérôme Alméras, Frazer Bradshaw, Steeven Petitteville. Música: Bruno Coulais.

¿Quién puede resistirse a la sonrisa de un niño? ¿Quién no conmoverse ante los gestos espontáneos o el llanto de un bebé? El actor y productor Alain Chabat y el director Thomas Balmes saben que tienen ganado de antemano al respetable con la exploración cinematográfica de estos argumentos inapelables. La idea es sencilla: filmar durante varios meses, desde el nacimiento a los primeros pasos, a cuatro criaturas de cuatro rincones del mundo, Mongolia, Japón, Namibia y Estados Unidos, para ver qué similitudes y diferencias tienen entre sí en este periodo crucial de sus vidas.

Bebés atesora numerosos guiños, muecas, sonrisas, llantos, balbuceos, gateos, juegos, micciones y gracietas de cuatro hermosos bebés del planeta como principal argumento. Ni siquiera se trata de hacer antropología en tiempos de globalización. A lo sumo, como en Youtube pero en versión cara, de observar el detalle más preciado y jugoso para el montaje, el momento más entrañable, simpático o pintoresco, el gesto furtivo y espontáneo, tal vez provocado, que deje en pantalla ese inconfundible y seductor aroma de la felicidad universal de los inocentes.

Del contacto con la tierra arcillosa de la sabana africana a las vistas desde los rascacielos de Tokyo, de la parafernalia occidental de una familia de San Francisco a los juegos salvajes con los animales en la estepa mongola, los niños crecen e interactúan con el nuevo mundo de una manera similar, embellecidos siempre por una imagen de spot publicitario, al son de una música tintineante y optimista, sin comentario aunque lejos del documento que trabaja la espera, la duración y todos esos tiempos muertos sin sustancia narrativa que conforman verdaderamente la vida. Éxito garantizado pues.

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