Cultura

Dos cabalgan juntosBuceador de profundidades

Este ensayo penetrante y depurado funciona bajo una premisa muy cinematográfica, godardiana para más señas: la unidad es orgullosa, autárquica, silenciosa como efigie; es preciso confrontarla, contrastarla, hacerla dialogar con otra para provocar si no el sentido al menos su trazo, la chispa que nos pone en camino. Ese es el objetivo declarado de Jean-Yves Tadié -uno de los mayores expertos en la vida y obra de Proust y, como aquí se advierte, un inteligente lector de Freud-, poner uno al lado del otro, ensayar un diálogo entre muertos que, sin haberse conocido en vida ni leído el uno al otro, compartieron parecidas intuiciones sobre los motores íntimos de la vida humana.

Desentrañar "la oscuridad que está en nosotros", esa amalgama de inconsciente y memoria dolorida e involuntaria, es el deseo que acerca y produce rimas en el proceder intelectual de estas figuras capitales de nuestra cultura, y Tadié, en breves e intensos capítulos sobre los principales temas de una constelación compartida (sueño, memoria, infancia, mujer, homosexualidad, duelo, celos...), va estableciendo relaciones desde lo superficial y coyuntural hasta lo más profundo y decisivo, ahí donde Proust y Freud terminan por comulgar de un mismo cáliz, el de la creación (filosófica, literaria, poética) que nace de la curiosidad, la observación, la escucha, la interpretación y el proceder arqueológico sobre la realidad y sus apariencias. Así, esta "consanguinidad de espíritus" es auscultada por Tadié para que advirtamos la cantidad y variedad de los vínculos, pero sobre todo la calidad de algunos; para que, en definitiva, entreveamos los paralelismos de dos esfuerzos titánicos y temerarios -dos catedrales, dos reinos de signos, como podría haber dicho Deleuze- por transformar el material más frágil imaginable (los secretos arrancados a la noche y el silencio) en una obra definitiva, en un vasto espejo que empieza a resquebrajarse justo después de quedar depositada sobre ellos la última palabra, pero donde aún podemos mirarnos, perplejos.

Jean-Yves Tadié. Trad. Laura Claravall. Ediciones del Subsuelo. Barcelona, 2013. 177 páginas. 18 euros

Alejada del ruido mediático, la obra en verso o en prosa de José Mateos ha ido creciendo en todos estos años hasta convertir al jerezano en uno de los autores -sólo relativamente secreto, pues a sus libros no les han faltado lectores cualificados- en uno de los nombres ineludibles de la poesía española actual. Verso o prosa, decimos, pero no siempre es fácil -ni útil, ni deseable- fijar una frontera entre ambas modalidades, dado que los dominios de la poesía son vastos y sólo desde una concepción reductora se los puede acotar por meras razones formales. Publicados por La Veleta, los aforismos de Silencios escogidos tienen su punto de partida en una línea que Mateos inició hace ya más de quince años con Soliloquios y divinanzas (1998), continuó en La razón y otras dudas (2007) y llega de momento hasta este nuevo centón de reflexiones que parecen escritas en voz baja, no concebidas para deslumbrar con destellos rutilantes sino para aproximarse, desde la incertidumbre, a la verdad o al misterio que encierra la vida, cualquier vida.

"El aforista es siempre un empedernido buceador de profundidades y nadie mejor que él sabe que lo visible es sólo un fragmento de lo invisible", afirma el autor en un breve prólogo que está hilvanado con aforismos -Mateos llama a los suyos divinanzas- y alude a esa imposibilidad de decir del todo, en parte por las insuficiencias del lenguaje -o la desconfianza en sus posibilidades- y en parte por una voluntad de que sea el lector quien complete lo sugerido a la luz de sus propias revelaciones. No se trata de ocurrencias, como se deduce de la cita inicial de Husserl, ni tampoco de ideas, de acuerdo con la diferenciación de Ramón Gaya que también figura al frente de la colección, sino de pensamiento, que al contrario que aquellas "se formula (…) pero no se explica". Y lo característico del pensamiento de Mateos es que aspirando a la trascendencia -la "experiencia de lo sagrado" de la que ya hablaba en la Meditación que cerraba el primero de los libros citados- no parte de la certeza, sino de la duda. Al poeta, que lo sigue siendo aquí, le bastan unas pocas palabras quintaesenciadas para expresar lo que en rigor es indecible.

José Mateos. La Veleta. Granada, 2013. 80 páginas. 12 euros.

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