Portada de Un otoño innombrable.

"Ni el uno ni el otro tenían vida para nada distinto de pensar en el otro, para soñar con el otro, para esperar las cartas con tanta ansiedad como las contestaban…". El maestro García Márquez escribía esto en una de sus obras maestras. Reflexiones de amor profundo, azorado y eterno. Aquellas cartas… muchísimas cartas de amor asombrado y contorsionista. Y es que el amor, se disfraza de otros tiempos, se perfuma con fragancias nuevas, cambia el papel por el smartphone, el cartero por internet, pero sigue siendo amor. Esa locura inexplicable que, quien la experimenta cuenta que, embriaga más que la absenta y duele más que las fraguas del infierno.

Y de aquellas tremendas cartas de amor del eterno maestro colombiano, a los tiempos del WhatsApp. Los tiempos cambian y el amor se adapta. El amor nuestro de cada día, donde las cartas han desaparecido y se han transformado en mensajes de texto que nos mandamos compulsivamente, a escondidas, en los bares, mientras esquivamos torpemente a ancianas y farolas, en el autobús, en el cine y, por supuesto, en la madrugada, bastarda y despiadada consejera. Y es que el amor y el WhatsApp ya son una cosa sola e indisoluble. Aunque nos pese.

Las madrugadas de wasaps emocionados y torpes forman parte de los amores de hoy como las de los protagonistas de Un Otoño Innombrable (Tempus Fugit Ediciones), ópera prima del escritor y periodista gaditano, afincado en Roma, Alberto Segundo Esteban. Un libro delicado pero intenso, a veces perturbador, con pasajes de brillante literatura y un final tremendo y lacerante. Basado en una historia real, la novela cuenta la verdadera historia de dos publicistas que deberán sortear las zancadillas de la vida y de la jauría humana que les circunda para intentar vivir su apasionado e inesperado amor. Un amor que tendrá que luchar contra todos y contra todo. Contra lo esperado y sobre todo contra lo inesperado, en forma de locura y sinrazón. 

La novela contiene los auténticos wasaps que sus dos protagonistas, Andrés y Mireia, se mandaron durante aquel otoño surrealista. El lector o lectora encontrará en sus páginas los mensajes de texto, como si fueran miradas indiscretas en el móvil de los dos amantes, pudiendo ver la fecha, la hora de entrada, y hasta los emoticonos que se mandaron realmente. Más allá de la anécdota de poder cotillear a nuestro antojo los wasaps que se enviaron los desventurados personajes, el libro presenta una historia sólida, bien estructurada, con personajes bien caracterizados, y todo ello contado con un lenguaje tierno, embriagador y de fácil lectura. Una propuesta diferente de un autor diferente, poseedor de una manera personalísima de narrar y de un talento innato para emocionar.

Es tiempo de amor… el amor en los tiempos del WhatsApp.