Wenceslao Segura González, todo un referente de la historia local de Tarifa, presidente de Mellaria, director de la revista Aljaranda y hasta hace escasas semanas cronista oficial de la ciudad, ha dimitido de estas últimas funciones al no serle concedido una excedencia de dos años solicitada días atrás al alcalde tarifeño.

El hasta entonces cronista oficial, autor de numerosas publicaciones de alto valor documental, había solicitado poder abstraerse de sus funciones como cronista durante dos años. Sin embargo, según se apunta desde la delegación de Cultura, el cargo de cronista -no remunerado- no contempla la excedencia, ante lo cual, Segura González ha decidido no continuar más con tales labores, que tendrá que desempeñar a partir de este momento de manera solitaria Juan Antonio Patrón, tras la renuncia de Wenceslao Segura y el fallecimiento de Jesús Terán Gil -los otros dos cronistas oficiales-.

El historiador, nacido en Alcalá de los Gazules, pero vecino de la localidad desde hace más de 20 años, ha manifestado que necesitaba al menos dos años para solucionar asuntos privados que le iban a apartar de sus obligaciones como cronista y de ahí su petición de excedencia. "Sí no puedo dedicarme a algo, lo mejor es dejarlo. Soy incapaz de quedarme en mi puesto sin hacer nada", apuntó.

Ahora, a falta de que en un pleno se acepte la renuncia del hasta la fecha cronista oficial, lo cierto es que la desvinculación de Segura González con su cargo institucional es total y de la página web del Consistorio, en concreto en la referida a la Oficina Municipal del Cronista, ha sido eliminada su fotografía y semblanza.

Precisamente en la tarde de hoy Wenceslao Segura ofrecerá una conferencia a partir de las 20.30 horas en el Casino Tarifeño en la que versará sobre los orígenes de la entidad, que se remontan al año 1875. Segura González dará a conocer los pormenores de la construcción del teatro del Liceo, que durante más de un siglo centró la vida cultural de Tarifa. El Liceo de Tarifa es un coqueto teatro que se encuentra en el mismo centro de la ciudad, ocupando la planta superior del Casino Tarifeño. Actualmente se encuentra sin uso, a la espera de una restauración que le permita recuperar el esplendor que tuvo durante más de un siglo.