Cultura

Viñetas del exilio eterno

  • Pablo Auladell publica 'El paraíso perdido' (Sexto Piso), lectura de un texto de Milton fundacional de la literatura inglesa en clave de novela gráfica

Cuando John Milton publicó su largo poema épico El paraíso perdido, en 1667, se adjudicó una de las cumbres de la literatura inglesa de todos los tiempos; pero no sospechaba el autor hasta qué punto su obra iba a ser objeto de mutaciones quiméricas y lecturas ejecutadas como metamorfosis todavía tres siglos y medio después. Recientemente, la editorial Sexto Piso ha lanzado el último envite al respecto: una versión en clave de novela gráfica que firma Pablo Auladell (Alicante, 1972), uno de los autores más destacados del género en España, con una trayectoria surcada de premios nacionales desde una posición rabiosamente singular (tal y como demuestran títulos anteriores como Soy mi sueño, con guión de Felipe Hernández Cava; y La torre blanca, con la que Auladell ganó el premio al autor revelación en el Salón del Cómic de Barcelona en 2006). Con sus más de trescientas páginas, El paraíso perdido es una aproximación brutal a los cimientos de la civilización occidental desde una estética contemporánea y libre.

Si bien la gestación de El paraíso perdido no exigió a Auladell "un esfuerzo mayor del que requirieron antes otras obras", el volumen que ahora lanza Sexto Piso tuvo un desarrollo cuanto menos sui generis: "En 2012 me llegó un encargo de una pequeña editorial especializada en poesía que quería iniciar una colección de novela gráfica. Me ofrecieron hacer una adaptación de El paraíso perdido, y acepté. Todo iba sobre ruedas, hasta que llegó el momento de imprimir. El resultado de las pruebas fue un desastre, la editorial no tenía ninguna experiencia en este ámbito y hubo que pararlo todo. Después salió una oportunidad a través de otra editorial, pero únicamente para ipad. Total, que ya me veía comiéndome las trescientas páginas una a una cuando llegó Sexto Piso al rescate. Y el resultado de la edición es francamente bueno". De tan proceloso itinerario, Auladell extrae dos conclusiones: "La primera es de índole técnica; he mejorado procedimientos que había aplicado a libros anteriores, como Soy mi sueño. Y la segunda es de carácter narrativo: he aprendido que al cómic se le dan mejor los recorridos más cortos. Me ha costado mucho mantener la coherencia y el interés a lo largo de trescientas páginas, sencillamente porque no es el medio más apropiado para un discurso de esa envergadura. No creo que vuelva a emprender un proyecto tan voluminoso".

Como fruto titánico de la poesía épica, El paraíso perdido de Milton resulta, a ojos del lector, tan descriptivo como evocador, y esto implica peajes necesarios para la novela gráfica. En su aproximación libre a la caída de Adán y Eva, con Dios, el Diablo, el Hijo de Dios y los Arcángeles como protagonistas, el poema exigía a Auladell "que la poesía estuviera contenida en las imágenes. Resulta inútil incluir los textos descriptivos en las viñetas, así que los reduje a su mínima expresión". Y añade el autor: "Textos tan detallados como El paraíso perdido ya vienen dibujados, y esto constituye un problema. De entrada, es innecesario dibujar las descripciones, porque son muy claras. Así que, mi versión es, ante todo, una lectura. Y por eso, porque se trataba de mi propia lectura, decidí en no pocas ocasiones desentenderme de las descripciones de Milton precisamente por una cuestión de legibilidad, de facilitar al lector la entrada en el juego de la novela gráfica". Del mismo modo, Auladell ha evitado tirar de referencias clásicas de la ilustración que también habían traducido a imágenes El paraíso perdido, como Gustave Doré y William Blake: "Es una iconografía tan potente que, ante ellas, lo único que puedes hacer es quedarte paralizado. Hay que ser más soberbio e intentar ir más allá porque, si no, no haces nada".

Prefiere Auladell "la apariencia sencilla, el gesto mural, la luz mineral" en un Infierno "wagneriano y barroco", un Cielo "hecho de silencio, como un muro de Piero della Francesca" y un Edén "para el que quería evitar a toda costa similitudes con El lago azul", con Dios y sus ángeles a modo de grandes pájaros. ¿Caerá El paraíso recobrado? "No de mi mano. Si es un encargo, ya se verá". En tinta viva.

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