Cultura

Vega y Galán, puerta grande en el festejo de primavera de San Roque

  • El diestro Ortega Cano deja algunos detalles con el capote en una corrida con el hierro de Gavira que resulta noble en líneas generales y en la que destaca el sexto. La plaza registra un cuarto de entrada

La corrida de la primavera de San Roque se vio marchitada por la poca asistencia de público, pero contrarrestada por el triunfo de Salvador Vega y David Galán. Los aficionados no acudieron ni siquiera al reclamo de Ortega Cano, una figura del toreo de los noventa que ha vuelto para torear tardes exclusivas como la de ayer.

La corrida de Gavira fue buena en líneas generales, hubo toros de calidad como el primero y el segundo y un toro, a mi juicio de vacas, que fue el sexto de la tarde. A este bravo ejemplar David Galán le cortó la dos orejas después de una faena de menos a más. El de Gavira hacía el avión por ambos pitones y pedía distancia y sitio. Galán cuajó un trasteo variado, con recursos y donde a veces puso más corazón que cabeza. Estocada baja, dos orejas. En su primero, un animal que desarrolló complicaciones, Galán estuvo por encima, expuso sobre todo por el pitón izquierdo. Faena de empeño y de raza.

El otro triunfador de la tarde fue Salvador Vega. El diestro de la comarca volvía a una de las plazas donde más a gusto torea. Ante su primero, un toro noble, con calidad pero que tuvo poca fuerza, lo cuajó muy bien con el capote, tanto en las verónicas de recibo como en un ceñido quite por chicuelinas. El de Gavira llegó con las fuerzas justas y Vega lo cuidó entre alfileres imprimiéndole suavidad en los toques. Hubo series en las que el diestro toreó despacio y con el temple justo para desarrollar un trasteo de calidad que llegó a los aficionados. Buena actitud la de Vega. La pena fue que pinchó en su primer intento. Estocada y paseó la oreja después de que el público le pidiera la segunda.

La faena del quinto no tuvo el poso de la primera. Vega se las vio con un animal sin fuerzas, que al segundo muletazo perdía las manos. Lo mimó el diestro en cada una de las series y se inventó un trasteo basado en el pitón bueno del de Gavira, el derecho. Arrimón al final de la faena en terrenos comprometidos. Paseó una oreja.

Ortega Cano tuvo una actuación propia de un torero artista. Su primero, un ejemplar de Gavira que tenía calidad le pegaron mucho en el caballo. Aún así el animal llegó con fondo a la muleta de Ortega, pero el de Cartagena no lo vio claro y su corazón no le dejó ver un ejemplar de faena grande. En el cuarto ocurrió al revés. Ortega se enfadó y sacó el genio, pero el de Gavira fue un toro que se rajó desde que el torero le puso la muleta. Ortega lo intentó y puso las ganas que le faltaron ante su primero. Cosas de los toreros con duende y a los que afecta también la primavera.

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