Cultura

Trazos que otorgan vida

  • Manuel Rod proporciona una nueva identidad a objetos abandonados, desde guitarras a muebles antiguos y hasta su propio estudio

Manuel Rod trabajando en una de sus obras: una guitarra a la que imprime sus trazos.

Manuel Rod trabajando en una de sus obras: una guitarra a la que imprime sus trazos. / m.r.

El puertorrealeño Manuel Rodríguez, conocido artísticamente como Manuel Rod, es uno de esos artistas que no dejan indiferente. Su estilo es definido, peculiar y depurado, y lo ha puesto al servicio de soportes tan dispares como guitarras o botellas de vino desde su estudio La Pajarera, con el que es muy activo en Instagram. Cuenta que cuando era muy pequeño descubrió su pasión por la pintura y empezó "animado por amigos, pintando miniaturas de fantasía, intentando obtener acabados realistas", y se convirtió en un hobby que fue perfeccionando y que sigue siendo "mi punto de relajación".

Es arquitecto técnico y decorador de interiores, y no se considera un pintor "al uso", sino "un artesano de lo viejo", formado en el sector de la construcción. Y es que Manuel Rod se dedica sobre todo a otorgar una nueva vida a muebles antiguos, a instrumentos de música o a paredes deslucidas, algo que surgió en 2011, cuando creó su propia marca, Rod Skateboards, como "método de supervivencia", en la que se dedicaba a pintar a mano tablas de skateboard, personalizadas una a una. Esa experiencia, junto a encontrar un conjunto de muebles viejos que quiso poner en su casa, fue el origen de lo que hace ahora. Poco a poco, otros objetos le fueron atrayendo, y ahora se halla inmerso en la decoración de su estudio, La Pajarera, una casa en ruinas que está rehabilitando con la ayuda de dos albañiles experimentados y el cual quiere que sea "un fiel reflejo de mi obra".

La combinación entre su experiencia en la construcción y en la decoración, con su talento para pintar, hacen de sus obras objetos únicos. Para él, lo atractivo siempre es "lo viejo, todo aquel objeto que esté deteriorado, que no sirva o que nadie quiera; ahí es donde más me gusta expresarme". Ahí entra su parte de decorador de interiores, porque, para Manuel, todo lo que forme parte de un hogar es importante "para el aura que se respira en ella"; una buena ambientación y la coordinación de todos los elementos hacen de un hogar "un espacio mágico y alegre", y eso es lo que busca él que transmitan sus obras. ¿El objeto más extraño que ha convertido en su lienzo? Un negatoscopio que llegó a sus manos cuando trabajaba como gestor inmobiliario, una lámpara "sobre la cual los médicos leen las radiografías, pero para mí fue mi primer lienzo, el primer objeto sin alma al que le quise dar una nueva vida".

Quienes ven sus obras automáticamente piensan en el pintor Joan Miró, porque recuerdan al estilo surrealista del catalán. Sin embargo, cuando se le pregunta por sus influencias, él mismo no es muy consciente de las mismas: "Mi pasión por la decoración es la fuente de creación de mis diseños, y a eso añado una forma de expresar y de escribir inspirada en mi tierra, Puerto Real, en el mar, y en la mirada", cuenta. También sorprende el hecho de que sea autodidacta en la pintura: "Todo lo que sé del arte lo he aprendido a base de pinceladas, sentado en mi escritorio, o en el garaje de mis padres, que tengo inundado de herramientas e inventos".

Aunque ahora es un hobby, afirma que le encantaría poder dedicarse a ello profesionalmente, ya sea como restaurador, decorador o "simplemente como taller artístico". Aun así, remarca que "La Pajarera es mi identidad, y me haría muy feliz ganarme la vida con ello". Por ahora, cuenta que está inmerso en unos cuantos proyectos, sobre todo "algunos poco ambiciosos, para pequeños comercios y particulares, a los que me encanta dedicar tiempo"; a esos proyectos es a los que agradece que su estudio sea cada vez más conocido, sobre todo en Puerto Real. Además, también tiene alguno que otro de los que aún no puede hablar. Colabora también con el colectivo artístico puertorrealeño La Máquina Creativa, con los que ha participado en varias exposiciones, siempre con su toque personal.

Manuel Rod no habla de "cuadros", sino de obras o diseños. "El concepto de pintar lo tengo mentalmente mal definido", apunta, "y es difícil, aunque no lo descarto, verme pintar sobre un lienzo en blanco". Y es que, como él afirma, no es un pintor al uso.

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