Cultura

"Toda la política de Peña Nieto ha sido de entrega a Estados Unidos"

  • El mexicano, ganador del premio Herralde de novela con 'El testigo', lamenta la situación política de su país

  • Procura tener una relación "primitiva" con las nuevas tecnologías

"Toda la política de Peña Nieto ha sido de entrega a Estados Unidos"

"Toda la política de Peña Nieto ha sido de entrega a Estados Unidos"

Con Juan Villoro (Ciudad de México, 1956) la conversación activa una incalculable densidad estimuladora. Pocos días antes de la presentación de su nuevo libro en Anagrama, de ensayos literarios, el mexicano, autor de novelas como El testigo (premio Herralde) y Arrecife y obras de ensayo y crónica como Efectos personales o Dios es redondo,protagonizó ayer un encuentro en Cosmopoética con Manuel Jabois.

-Cosmopoética reflexiona este año sobre las fronteras. ¿Qué le sugiere a usted este concepto?

-Es un tema que ha cobrado especial actualidad en los últimos tiempos. Por un lado, por las migraciones que han llegado a Europa, y por otro por ciertas políticas restrictivas como las de Donald Trump, que hizo toda su campaña hacia la presidencia discriminando a los mexicanos y prometiendo expulsarlos del país. Hace siglo y medio México perdió la mitad de su territorio en una guerra con los Estados Unidos, de modo que es un tema candente. Obviamente, en un mundo ideal no habría fronteras. Pero existen, y hay países que tienen reivindicaciones de establecer nuevas fronteras; es el caso del Brexit, por ejemplo, que se aleja de la comunidad europea. Creo que el tema tiene una gran trascendencia.

-En cuanto a Trump y las relaciones con el vecino del norte, ¿cómo es el estado de ánimo mexicano?

-Es muy fuerte. Se trata de un problema estructural que avanza desde hace mucho tiempo. Barack Obama fue la cara sonriente de una muy injusta política de deportación. Él rompió el récord de deportación de mexicanos: más de tres millones fueron regresados a nuestro país. El 10% de la economía mexicana depende de las remesas que mandan los migrantes. Es gente que no pudo encontrar trabajo en México, lo cual habla de una deficiencia muy grande en nuestro país, y al mismo tiempo se trata de gente que es discriminada en los Estados Unidos para hacer trabajos que no harían los norteamericanos. Esta situación ocurre desde hace décadas y con Donald Trump se ha visibilizado más. Creo que se debería aprovechar esto como un revulsivo para reflexionar con más seriedad sobre un país, México, que no puede darle trabajo a su gente y se saca de encima el problema permitiendo que otros la maltraten a costa de darle mejor dinero. Por otro lado, la policía mexicana maltrata de peor manera a los migrantes centroamericanos. La forma en que son humillados, vejados en México es aún peor que la forma en que los mexicanos son vejados en los Estados Unidos. Es un problema muy grave que atañe a todo el continente.

-Frente a estas actitudes de Trump, ¿le parece adecuada la reacción política de las autoridades mexicanas?

-Es fallida, entre otras cosas porque el presidente Peña Nieto ayudó a que Trump fuera presidente. Fue el único jefe de Estado que invitó a Trump durante su campaña, permitiéndole tener una actitud de estadista que nadie le había visto. En ese momento yo estaba en los Estados Unidos, hablé con bastantes republicanos que no pensaban votar a Trump pero que por primera vez le vieron estatura presidencial. Es una paradoja que el encargado de defender nuestros intereses haya colaborado a que Trump sea presidente. Es grave que Trump gobierne Estados Unidos pero es mucho más grave que Peña Nieto gobierne México, un presidente con un 12% de aceptación y que obviamente no va a hacer nada para defender a nuestro país. Toda su política ha sido de entrega a los intereses de Estados Unidos.

-Hablando de fronteras y de separaciones, y en las fechas en que estamos, es inevitable que le pregunte por Cataluña...

-Es muy difícil opinar al respecto. Yo no estoy ahí. Creo que se ha llegado a una situación insostenible y que se ha tensado la cuerda de una manera inútil. Me parece que la autodeterminación de los pueblos debe estar garantizada. En este sentido, la soberanía debe ser una decisión del pueblo, pero se deben crear instrumentos legales para que esto proceda. Nadie tiene por qué estar en un país de manera coercitiva. Me parece que al impedirse la votación se causa más daño que beneficio, porque basta considerar que es una votación no vinculante para que sea interpretada como un sondeo y no como una resolución legal. Al prohibirse, se victimiza a quienes organizan esto, se les da un rango de héroes de la democracia y se fomenta lo que se pretende evitar. Se ha tensado demasiado la cuerda, sobre todo por parte del Gobierno en Madrid.

-Desde su perspectiva y su experiencia, ¿tan distinta es Cataluña del resto de España?

-Eso es muy relativo... Si los países estuvieran unidos por vínculos culturales y geográficos y por tradiciones, por ejemplo habría un país que incorporara a varios estados de México, Chiapas, Yucatán y Quintana Roo, con Honduras, Guatemala y El Salvador. Geográficamente y culturalmente tienen más que ver que los estados del sur de México con los del norte. Las fronteras muchas veces son arbitrarias. Yo creo que la posible diferencia de Cataluña tiene que ser recibida por los habitantes de ese lugar.

-Y entre españoles y mexicanos, en la manera de ser y de vivir, ¿en qué nos parecemos y nos diferenciamos?

-Hay que decir ante todo que ser mexicano significa haberse independizado de España. Eso es lo que nos distingue. Y esta independencia fue hecha además por criollos españoles, que consideraban que era necesario otro país. Tenemos desde luego muchas familiaridades. La principal es el idioma, aunque hay muchas especificidades latinoamericanas. Pero también hay formas de relación que nos distinguen. El latinoamericano en general es muchísimo más sentimental, está mucho más volcado a los afectos y la vida comunitaria, es menos responsable respecto a las normas, y en ese sentido no siempre es tan confiable, pero es muy divertido. Es difícil generalizar, porque hay mexicanos de mucho tipo y españoles de mucho tipo.

-¿En las formas de corrupción política también nos diferenciamos?

-No hay comparación posible. En España se ha llevado a los tribunales a gente de la Familia Real. En el fútbol, casi todos los presidentes del Barcelona han sido procesados. En México, la impunidad es del 99%. El presidente fue acusado de tráfico de influencias por una mansión que construyó su esposa. Él asignó un fiscal para que lo investigara bajo sus propias órdenes y lo declaró inocente. Participar allí en política es casi imposible. Un grupo político como Podemos es imposible de crear en México.

-Para acabar con el capítulo mexicano, debo preguntarle cómo está el país tras el terremoto.

-El estado de ánimo es contradictorio. El golpe fue brutal y hay decenas de miles de inmuebles que tendrán que ser abandonados. Yo dejé amigos viviendo en mi casa que perdieron el piso en el que habían invertido todos sus ahorros. Al mismo tiempo se revelaron muchas tramas de corrupción que implican incluso a escuelas. No hay mejor inspector de la honestidad arquitectónica que un sismo. El terremoto hizo la auditoría que nunca va a hacer el Gobierno. Lo que ha guiado la Ciudad de México en los últimos tiempos no ha sido un criterio urbanístico sino especulativo.

-Está usted en Cosmopoética. ¿Qué relación tiene con la poesía, como lector y como escritor?

-Yo no me considero un poeta pero sí soy un lector de poesía. Escribí una novela, El testigo, que trata en buena medida sobre el poeta mexicano Ramón López Velarde, el poeta más y mejor leído de México, y trata también de sus lectores, cómo la gente se va apropiando de un poeta no necesariamente a través de lecturas literarias, sino incluso de sobreinterpretaciones de su poesía. En la novela hay un sacerdote que cree descubrir que en los poemas de López Velarde hay claves para ciertos milagros. He escrito un monólogo teatral que se llama Conferencia sobre la lluvia, que trata de la relación entre la poesía amorosa y la lluvia, entre otras cosas. He escrito ensayo sobre poesía y he escrito letanías: recientemente, con el terremoto en México, escribí una letanía que se llama El puño en alto que tuvo una distribución viral muy grande; yo no pretendo que sea un poema, pero puede ser que por su estructura tenga algunos elementos poéticos. A fin de cuentas, como dijo Octavio Paz en El arte y la lira, todas las artes son poesía, lo que pasa es que no lo son de manera tan directa. Una sinfonía, una novela o una pintura pueden generar en ti un efecto poético.

-Los poetas que más han conectado con su sensibilidad son...

-Fernando Pessoa, César Vallejo, Pablo Neruda, Ramón López Velarde, Octavio Paz, T. S. Eliot, Yeats en Irlanda, Apollinaire en Francia... Son algunos de los que más me han impresionado.

-En este festival se contrapone el concepto de frontera, que delimita una separación, al de poesía, que no se sabe de dónde viene ni dónde acaba...

-Los límites de la poesía son complejos. En su novela El año de la muerte de Ricardo Reis, Saramago incorpora muchas frases del propio Fernando Pessoa, pero tú no sabes muy bien cuál es el límite entre lo que escribió Pessoa y lo que escribió Saramago. Hay una fusión perfecta entre poesía y prosa y una demostración de que la prosa es una forma de la poesía. Yo creo que escritores como Rulfo, Onetti, Borges, Broch, Calvino, Saramago..., nos demuestran que la prosa tiene mucho de poesía. Baudelaire decía: "Sé poeta también en prosa".

-De hecho, es un pionero del poema en prosa.

-Claro. Totalmente de acuerdo.

-¿Cómo ve el panorama narrativo en España y en México?

-Muy vital en ambos lados. Hay un desconocimiento recíproco a pesar de la globalización. A mí me llama la atención que en tiempos del modernismo los poetas estaban mucho mejor conectados que ahora. Rubén Darío y Amado Nervo se vinculaban con los poetas españoles de una manera muy fluida. Hoy en día, a pesar de tantos congresos y de Internet no siempre se conoce lo que se hace a ambas orillas, tanto en narrativa como en poesía. Yo creo que hay grandes escritores en las dos orillas.

-¿Cómo es su relación con las nuevas tecnologías, las redes sociales...?

-Procuro que sea una relación primitiva y que por lo tanto no sea enajenante. Creo que uno de los grandes problemas de la tecnología es que se convierte en una prótesis que no puedes controlar, y ya no puedes prescindir de ella. Ahora, después del terremoto, nos quedamos sin luz, y mi hija de 17 años no sabía qué hacer. Era una muy buena lectora de niña pero ahora está en un estado de adicción absoluta con el ordenador y los teléfonos celulares. Creo que es peligroso que nos convirtamos en seres que, en cuanto se va la electricidad, se apagan junto con los aparatos. Por otra parte, las redes sociales están configurando herramientas que no sabemos cómo manejar. Me imagino que en el comienzo de la Edad del Hierro la persona que fabricó el primer cuchillo probablemente lo utilizó para cometer un asesinato, y luego le dio tareas más útiles. Nosotros, con las redes sociales, hemos hecho linchamientos absurdos, se ha expresado una ola de odio tremenda... Y no es que el ser humano sea ahora peor que antes: es que tiene una posibilidad de visibilizar sus exabruptos que antes no tenía. Creo que esto debe cambiar. Afortunadamente también las redes sociales sirven para muchas cosas positivas. Tras el terremoto mucha gente pudo informarse de los demás, incluso gente que estaba atrapada bajo los escombros pudo ser localizada gracias a la telefonía celular. Hay beneficios muy grandes pero también riesgos que debemos ir entendiendo. Todavía no tenemos protocolos sobre cómo relacionarnos con esto.

-Incluso hoy se escribe literatura (o presunta literatura) directamente para Internet, y allí es consumida...

-Una de las paradojas de las novedades es que reciclan atavismos. Pensamos que todo lo nuevo va hacia delante, pero muchas veces una de sus virtudes consiste en recuperar formas de expresión que se consideraban arcaicas. Expresiones como el epigrama, el aforismo, la máxima, que se habían abandonado y que fueron esenciales en la cultura grecolatina o en la Ilustración, ahora resurgen en forma accidental con Twitter. El chat, que permite una expresión coral y colectiva, puede también en un momento dado reunir voces de relieve. Yo creo que hay posibilidades literarias muy interesantes en estos medios.

-¿Qué está escribiendo?

-La semana próxima se presenta en Barcelona un libro de ensayos literarios, publicado en Anagrama, La utilidad del deseo. El libro recupera ensayos literarios sobre diversos temas que he estado escribiendo a lo largo de los años. Es el tercer libro de ensayos que me publica Anagrama después de Efectos personales y De eso se trata. Me da mucho gusto poder compartir pasiones. Cuando leo a un escritor que realmente me interesa quiero saber no solamente lo que él escribe sino quiénes son los autores que le gustan, cuál es su universo, cómo se ha formado.

-Para el lector español (con una cierta exigencia), Anagrama es una editorial de referencia...

-Yo he tenido la suerte de publicar ya diez libros ahí. He estado muy asociado con Jorge Herralde, uno de los últimos mohicanos, de esos editores que leían personalmente los manuscritos, él apostaba por un autor y arriesgaba su dinero... Hablo en pasado porque la editorial ya fue vendida, pero Herralde se mantiene vinculado a ella.

-¿Dios sigue siendo redondo?

-Sí, lo que pasa es que a veces se poncha, como sucede con los balones. Sigue siendo redondo pero bota como le da la gana.

-¿Messi no es mejor que Maradona?

-No. Es incomparable. Desde un punto de vista deportivo, Messi es el mejor jugador de la Historia en cantidad de récords, de jugadas, de goles. Estadísticamente es insuperable. Pero la valoración de un jugador tiene que ver también con ciertos logros específicos: por ejemplo, cuántos campeonatos mundiales puede ganar. En este sentido, Pelé es mejor que Messi. Tiene que ver con la alegría que le da a su gente a través de estos títulos y también con ciertas cuestiones simbólicas. Messi ha jugado en uno de los mejores equipos de la Historia, y Maradona llegó a un Nápoles que llevaba más de medio siglo sin conquistar el Scudetto y lo transformó en un equipo ganador con un liderazgo nunca visto. La selección de Bilardo era un equipo bastante pobre en cuanto a jugadores y la transformó en un equipo ganador. Nunca un jugador ha hecho que los demás jueguen tan bien: eso es un milagro de Maradona. Con él en el campo, los otros diez eran muy superiores a lo que eran sin él. Esa irradiación magnética no la ha tenido ningún jugador. Brasil pudo haber sido campeón en 1970 sin Pelé, porque tenía un equipazo, y el Barça de Guardiola podría haber sido un gran equipo sin Messi.

-El próximo año hay Mundial. ¿Tiene esperanza de que México pueda hacer algo importante?

-México tiene grandes problemas estructurales, nuestra liga es muy corrupta, se permite que participen demasiados extranjeros en los equipos, hay equipos que alinean hasta nueve extranjeros y se han dado circunstancias tan curiosas como esta: de pronto, en una jornada el Oporto de Portugal tiene más jugadores mexicanos que un equipo de nuestro país. En estas condiciones es difícil armar una selección. Por otra parte, tenemos torneos cortos que impiden la regularidad y los planes a largo plazo. Cuando los Pumas dirigidos por Hugo Sánchez ganaron dos torneos cortos seguidos fue como si hubieran conquistado la Guerra de los Treinta Años. No es normal que esto pase. Hay muy poca estabilidad y esto dificulta el trabajo. Tenemos buenos jugadores pero todo redunda en beneficio de la comercialización, y esto es muy grave. No se puede preparar un equipo en estas condiciones.

-En México, en el Cruz Azul, hay ahora un entrenador cordobés, Paco Jémez.

-Sí, cómo no. Está haciendo un trabajo extraordinario, es un técnico valiente, quizá demasiado valiente. En el último partido que perdieron planteó un encuentro muy ofensivo. El equipo contrario, el Pachuca, tuvo pocas oportunidades pero las capitalizó muy bien. Creo que Jémez pecó de audacia, pero el aficionado debe agradecérselo. Es un hombre serio, honesto, autocrítico. Tengo la mejor opinión de él.

-¿Y a la Selección Española cómo la ve?

-Tiene una nueva generación muy buena, basta ver a jugadores como Isco, por ejemplo. Es un plantel muy sólido y creo que tiene mucho futuro.

-¿Qué opina del VAR, que parece que pronto llegará a España, y del uso de la tecnología en el fútbol con fines de rearbitraje?

-Yo creo que ese es un error moral. La gente se queja mucho de los errores arbitrales, pero el error es el factor humano. Durante mucho tiempo el fútbol se ha convertido en el deporte más popular del planeta entre otras cosas porque es muy divertido que el árbitro se equivoque; tiene el peor sistema de jurisprudencia y esto nos desespera pero al mismo tiempo es un componente esencial del juego porque lo asemeja a la vida. ¿Qué méritos has hecho tú para ganar la lotería? Pues nada, y de pronto la ganas. O al revés: ¿qué pecados has cometido para tener un cálculo en el riñón? Tampoco muy grandes, pero la vida te castiga. Este factor imponderable, me parece, agrega mucho al juego. El VAR le da más poder a la televisión, que ha hecho presiones. Y por otra parte me parece que es una cortina de humo que ha lanzado la FIFA: en vez de investigarse a sí misma como debería, ha tratado de purificar el juego, de posar como más legalista con un sistema como este, que tiene muchos defectos. Por ejemplo, interrumpe la pasión. Un jugador celebra un gol con enorme espontaneidad y de pronto la jugada debe revisarse. Después de un minuto, él ya no tiene el mismo deseo de festejar. Se arruina la alegría. Es una cosa espantosa. Por otra parte, ya hemos visto que la revisión del VAR no es intachable, porque puede haber otro error humano en quienes revisan. Pero la gran pregunta es: ¿por qué debemos arruinar lo que nos ha gustado durante tanto tiempo? Hay que preparar mejor a los árbitros, pero es perfectamente legítimo incluir la posibilidad del error. Hasta ahora el fútbol ha sido una actividad en la que 22 jugadores tratan de actuar como semidioses y solo uno de los participantes trata de ser hombre: el árbitro.

-La tecnología se antoja pertinente en el caso de los goles fantasma, pero no en las acciones sujetas a interpretación...

-Sí, puede haber un sensor en la línea de cal, y eso ya se ha usado, que determine si la pelota sobrepasó o no. Hasta ahí, sí. Pero todas las demás jugadas me parece absurdo que se sancionen a través del VAR.

-Actualmente, ¿qué equipo o selección hace el fútbol que más le gusta?

-El Manchester City de Pep Guardiola está jugando de una manera extraordinaria. A ver cuánto dura.

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