Cultura

"Rezo para que Donald Trump no llegue a un segundo mandato"

  • Paul Auster presenta en Madrid '4321', la más extensa de sus novelas y donde propone cuatro vidas distintas de un mismo personaje, Archie Ferguson, nacido como él en 1947

El escritor Paul Auster a su llegada a la Fundación Telefónica, en la Gran Vía madrileña.

El escritor Paul Auster a su llegada a la Fundación Telefónica, en la Gran Vía madrileña. / josé ramón ladra

Paul Auster (Newark, Nueva Jersey, 1947) vuelve a la ficción siete años después de Sunset Park y lo hace con la más voluminosa de sus novelas, 4321, casi un millar de páginas que la editorial Seix Barral puso ayer en el mercado en España y Latinoamérica. Publicada en los Estados Unidos días antes del 3 de febrero, 70 cumpleaños del autor, la obra propone cuatro variaciones diferentes en la vida de una misma persona, Archie Ferguson, el nieto de un inmigrante judío europeo aficionado al béisbol y la literatura que comparte muchas cosas con Auster -han nacido en la misma ciudad y el mismo año con un mes de diferencia; están fascinados con Nueva York- aunque, como subrayó ayer el autor en la multitudinaria rueda de prensa celebrada en la sede madrileña de la Fundación Telefónica, "no se trata de una novela autobiográfica".

A través de las peripecias de su inquieto protagonista, de sus familiares y amigos, Auster propone al lector un retrato moral de su país entre los felices años 50 -en los albores de la sociedad de consumo- y principios de los 70, entrelazando los azares de las vidas privadas con los grandes acontecimientos históricos, como el asesinato de JF Kennedy, día en el que el joven Ferguson mantiene por primera vez relaciones sexuales tras pasarse horas desconsolado frente al televisor. "Las cuatro historias de 4321 transcurren entre los años clave de la niñez a la edad adulta porque lo más importante nos ocurre en los primeros 20 años, cuando nuestros cuerpos, almas y mentes evolucionan hacia lo que somos".

El autor propone un retrato moral de EEUU entre los felices años 50 y comienzos de los 70

En esta historia sobre el papel del destino en el desarrollo personal tienen también un claro protagonismo las revueltas por la igualdad y otros derechos civiles. Son cuestiones, lamentó, que los preocupantes sucesos racistas de Charlottesville han devuelto al primer plano en su país, "donde al calor de los disturbios se ha vuelto a exhibir sin pudor la bandera confederada, una enseña que es igual que la esvástica aunque muchos de mis compatriotas no compartan esa opinión", aseveró.

La situación política ocupó buena parte del encuentro con los medios ya que Paul Auster cree que el actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, "supone un peligro para el mundo y no sólo para mi país. Rezo para que no llegue a un segundo mandato". "La nueva Administración está alentando la división racial. Está aprobando una especie de fanatismo racial y está hablando directamente con una parte del país que es muy extrema y peligrosa", continuó el también traductor y cineasta. "Tras la Presidencia de Barack Obama, que supuso un salto adelante, un símbolo y un avance al colocar por primera vez a un hombre negro en la Casa Blanca, vivimos un retroceso que, para mi desgracia, ha sido aprobado por 60 millones de personas, el 52% de las cuales fueron mujeres".

A la pregunta de qué obra suya le regalaría a Trump, Auster contestó, categórico, que ninguna, "porque el presidente número 45 ha declarado que le molesta el olor de los libros y, por tanto, no podría sujetarlos, así que mucho menos leerlos. De hecho sólo lee los resúmenes de un folio que le escriben sus asesores", comentó el autor de La trilogía de Nueva York, quien cree que el dirigente republicano tiene mucho en común, "además del extraño corte de pelo de ambos", con el dictador norcoreano Kim Jong-un, al que considera igualmente "un maniático y un psicópata".

"La llegada de inmigrantes a mi país siempre fue vigorizante pero existe desde antaño una división entre quienes piensan que cada uno debe ir a lo suyo y los que defienden que debemos cuidarnos los unos a los otros. Estados Unidos es una idea única y en su mejor cara es muy noble e inclusiva porque permite entrar a todos y hacerlos estadounidenses sean blancos, amarillos o negros. Pero al mismo tiempo la nación está fundada en dos crímenes contra la humanidad, el genocidio indígena y la esclavitud, que es el veneno dentro del sistema que hemos creado. Sin embargo, los estadounidenses nunca hemos abordado honestamente la cuestión de la esclavitud, y mientras no nos hagamos las preguntas adecuadas, seguiremos siendo un país mermado. Para un gran segmento de la población fue un shock que durante ocho años hubiera un presidente negro en la Casa Blanca", reflexionó.

Por eso, subrayó Auster en España, sexto país de su gira europea tras Finlandia, "lo más importante en estos momentos es que los periodistas informen sobre lo que está ocurriendo y estén vigilantes. Ya habrá tiempo más adelante para la ficción y la poesía. Tolstoi, por ejemplo, escribió Guerra y paz cincuenta años después de aquellos sucesos". Así lo ha hecho él, al volver los ojos a las protestas estudiantiles de 1968 en la Universidad de Columbia, ese espacio de reflexión y libertad donde Auster estudió y que considera aún una isla en una América "donde ya no se lee a Dante ni a Cervantes, ni siquiera leemos El paraíso perdido de John Milton, que tal vez sea el mejor poeta de la lengua inglesa. Todo se está fragmentando y, como dice mi sabia esposa Siri [Hustvedt], la gente sabe cada vez más de menos".

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