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"Quiero que el lector descubra a una familia como la de cualquiera"

  • El autor barcelonés se ha hecho con el Premio Nadal gracias a su novela 'Un amor', donde invita a descubrir "un universo, unos personajes con una paleta de colores increíble"

El escritor barcelonés Alejandro Palomas posa tras haber ganado la 74º edición del premio Nadal.

El escritor barcelonés Alejandro Palomas posa tras haber ganado la 74º edición del premio Nadal. / Efe

El escritor barcelonés Alejandro Palomas, ganador del 74 premio Nadal con su novela Un amor, confiesa que su interés es que los lectores descubran a "una familia como la de cualquiera de nosotros". Ese sentimiento explica que sus novelas sobre la familia que encabeza la matriarca Amalia hagan que lectores de Argentina, de Italia o de Francia "se sientan identificados con ella, aunque no hayan vivido las mismas circunstancias".

Un amor, que Destino publicará a principios de febrero, es resumida en una frase por su autor: "Veinticuatro horas, una familia, una boda, todo va bien, hay una llamada y todo va mal, y empieza una vida".

Después de escribir la trilogía Una madre, Un hijo y Un perro, Palomas siguió moldeando cual ceramista la misma familia para seguir "exprimiendo hasta el final" a ese núcleo familiar protagonista.

"No podría saltarme un mundo en que estoy metido para crear otro, porque ahora cumplidos los 50 intento que la vida se adapte a mí, en lugar de adaptarme yo", confiesa y añade que ni siquiera sabe si esa trilogía, ahora tetralogía, se convertirá en eterna: "Quisiera decir que sí, pero hay una voz en mi cabeza que me desmiente y tengo la sensación de que seguirá, aunque en el terreno audiovisual, como una serie".

Palomas se dirige de manera especial a los lectores que no lo han seguido, a los que invita a descubrir "un universo, una familia con una paleta de colores increíble, con un ritmo y un chute de vida brutal; y además conocerán a Amalia en su mejor versión, porque cada vez tiene menos que perder, y cada vez está menos incontinente".

A sus lectores habituales les dice que en esta cuarta novela familiar descubrirán a Fer, el hijo, que es "el auténtico protagonista y el eje de la novela".

Conseguir la identificación de los lectores con su familia literaria es el reto más difícil, pero, en definitiva, "la familia de Amalia es una familia como la de cualquiera, porque las emociones básicas son las mismas y solo varían cómo las tratan.

Siente Palomas que la televisión y el cine juegan a su favor, pues cuando habla de una abuela dominante y matriarcal es "fácilmente identificable" para cualquier lector: "No hay que explicar demasiadas cosas, como en las novelas del siglo XIX, pues cada lector tiene sus archivos mentales".

Palomas, que no escribe en capítulos, sino en secuencias y en escenas, revela que le gusta que sus personajes "suden mucho".

Un amor es, a decir de Palomas, "una apuesta por mostrar el mejor lado del alma humana" y no falta mucho sentido del humor, con "personajes que se ríen mucho de sí mismo, con muchas emociones muy contenidas".

El escritor, que hace dos años ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, confiesa que lo que más pánico le da es que los lectores no entiendan su sentido del humor: "Siempre pensaba que el humor abarataría las cosas, pero al final me di cuenta de que es al revés, el humor es un vínculo que engancha para siempre, mientras que el drama, en cambio, satura".

Más allá de la autobiografía que siempre se cuela en un escritor, Palomas construye su familia literaria a partir de gente que conoce, pero siempre intenta que "los hechos narrados no correspondan con los personajes reales".

Licenciado en Filología inglesa y máster en Poesía por el New College de California de San Francisco, ha traducido obras de clásicos anglosajones como Katherine Mansfield, Willa Carther, Oscar Wilde, Jack London o Gertrude Stein.

Las traducciones, ha asegurado, le han ayudado en "los grandes noes, lo que no tienes que hacer", al ver lo que crees fallos que te llaman la atención, sobre todo en los diálogos, y "mentalmente vas tomando muchas notas".

Además de la disciplina de la escritura, las traducciones le han concedido otro regalo: "Tratar la obra de alguien te ayuda a mirar fuera y eso es muy sano".

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