Crítica de Cine

Prosigue la caída de Tim Burton

el hogar de miss peregrine para niños peculiares

Aventuras, Estados Unidos, 2016, 127 min. Director: Tim Burton. Guión: Jane Goldman (Novela: Ransom Riggs). Música: Matthew Margeson, Mike Higham. Fotografía: Bruno Delbonnel. Intérpretes: Asa Butterfield, Eva Green, Samuel L. Jackson, Terence Stamp, Judi Dench, Ella Purnell, Allison Janney, Rupert Everett, Kim Dickens, Chris O'Dowd, Finlay MacMillan, Milo Parker, Cameron Greco, O-Lan Jones, Justin Davies, Bomber Hurley-Smith, George Vricos, Andrew Fibkins, Bryson Powers, Jack Fibkins, Hayden Keeler-Stone, Lauren McCrostie. Odeón.

¿Cuánto tiempo hace que Tim Burton no dirige una película digna del talento que tuvo y dilapidó por su incapacidad para renovarse? Con Marte ataca terminó en 1996 la estupenda racha iniciada en 1988 con Beetlejuice. Desde entonces, en los últimos 20 años, sólo ha estado a su propia altura en Big Fish -en la que hacía la promesa después incumplida de transitar por nuevos territorios narrativos y formales- y en las obras de animación La novia cadáver y Frankenweenie. Lo demás ha sido un ir a la caza de argumentos que le permitieran repetir un estilo degradado en amaneramiento decorativo vacío de sustancia; al precio de destrozar obras de Washington Irving (Sleepy Hollow, en la que también destrozaba su estupenda reconstrucción de ese privilegiado escenario de relatos de terror que es la Nueva Inglaterra puritana), Pierre Boulle (El planeta de los simios), Roald Dahl (Charlie y la fábrica de chocolate), Stephen Sondheim (Sweeeney Todd) y Lewis Carroll (Alicia en el País de las Maravillas), muchas de ellas también dañadas por la presencia de ese caricato llamado Johnny Depp.

Ahora le toca el turno al superventas de Ransom Riggs El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares, demasiado parecido a otros relatos fantásticos novelísticos de niños raros desde X-Men a Harry Potter (que Burton haya escogido como guionista a la Jane Goldman que escribió el de X-Men: primera generación parece demasiado calculado para ser una casualidad). Puede suponerse que a Burton le atrajo la posibilidad de regresar a su universo poético de marginados seres extravagantes recuperando la poética de Eduardo Manostijeras, fundiendo su ya manido gusto por el exceso de colorines en vestuario, decorados y maquillaje con una historia no exenta de emoción. No lo ha logrado. Es algo mejor que sus peores películas pero muy inferior a las mejores. Su cine sigue siendo una cáscara vacía, un colorista y a ratos ingenioso envoltorio que no envuelve nada. Hay guiños que se agradecen, como el homenaje a Harryhausen, y algún detalle visualmente ingenioso, pero en conjunto satura y aburre.

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