Cultura

Ponce da otra lección de maestría en la venezolana feria de Mérida

  • El diestro valenciano corta tres orejas y un rabo y Javier Conde se muestra apático

El diestro Enrique Ponce volvió a dictar el viernes una lección de tauromaquia en la plaza venezolana de Mérida, donde se alzó como el máximo triunfador de la corrida al cortar tres orejas y un rabo. Un festejo que será recordado por el faenón que cuajó el diestro de Chiva a su segundo toro de La Ahumada, de nombre Vitolito y que fue premiado con la vuelta al ruedo.

Ponce cortó el rabo a este toro, un animal que salió distraído y andarín, sin terminar de romper en los primeros lances. Precisamente fue esa la principal virtud de la faena, ya que Ponce consiguió meterlo en la muleta, a base de mucho temple. Una vez que se hizo con el toro, el valenciano se gustó toreando por ambos pitones, muy relajado, toreando a placer, ligando un muletazo con otro rematados con sensacionales pases de pecho. Faena larga, que remató de una gran estocada cortando los máximos trofeos del animal. Dos orejas y rabo que se sumaban al otro apéndice que había paseado del que abrió plaza, tras un trasteo basado por el pitón derecho a un toro anovillado que tenía las fuerzas justas.

La cruz, para Javier Conde, que escuchó silencio tanto en sus dos toros como en el sobrero que regaló, después de mostrarse apático y desganado, sin querer ver a ninguno de sus toros.

Completó cartel Alexander Guillén, que dejó un gratísimo sabor de boca en la tarde de su alternativa. El venezolano dio un serio toque de atención y dio una vuelta al ruedo y cortó, además, una oreja al toro que cerró plaza.

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