Cultura

Poderosa, pero con grietas

Drama biográfico, EEUU, 2014, 137 min. Dirección: Angelina Jolie. Guión: Ethan Coen, Joel Coen, Richard LaGravenese (Libro: Laura Hillenbrand). Fotografía: Roger Deakins. Intérpretes: Jack O'Connell, Domhnall Gleeson, Garrett Hedlund, Jai Courtney, Takamasa Ishihara 'Miyavi', Alex Russell, C.J. Valleroy, John D'Leo, Luke Treadaway, Spencer Lofranco, Finn Wittrock, John Magaroi. Música: Alexandre Desplat. Guadalquivir, El Tablero, Artesiete-Lucena.

El cine sigue siendo un misterio. Cuando el talento y los mecanismos de producción y narración están bien ajustados los resultados positivos pueden preverse con un pequeño margen de error. Esto hizo la gloria y el éxito del cine comercial americano en la era de los estudios y en las cinematografías europeas que tuvieron sólidas productoras. Pero si un mínimo desajuste se produce, los resultados suelen ser imprevisibles. Hasta subversivos.

Si algo falla en una película dirigida por la actriz Angelina Jolie y escrita por los hermanos Coen ayudados por los guionistas Richard LaGravenese (El rey pescador, Los puentes de Madison) y William Nicholson (Tierras de penumbra, Nell, Gladiator), todo haría pensar que la culpa es de la famosa actriz metida a directora aficionada que sólo cuenta con una película en su filmografía (la no desdeñable En tierra de sangre y miel) y no de dos de los más creativos guionistas y directores del último cine americano y de dos guionistas profesionales con varios éxitos a sus espaldas. Pero la lógica tiene poco que ver con el cine cuando el talento y los mecanismos de producción y narración no están bien ajustados (y hace muchas décadas que no lo están, ni en Hollywood ni en Europa). Así resulta que lo mejor de esta estimable, entretenida y a ratos emocionante película está en la fuerza de las imágenes y en las interpretaciones, y lo peor en el guión.

Inspirándose en las sobrias realizaciones de Clint Eastwood (con algún guiño a David Lean, pero esto va ya incluido en la herencia Eastwood) la directora simplifica el estilo, exprime la fuerza de cada plano, hace una leve actualización de la gramática del cine clásico y dirige muy bien a los actores (espléndido Jack O'Connell). Los desniveles de la película se deben, sólo en parte, a que carece de la fuerza visual y narrativa para sacar adelante una superproducción basada en un argumento tan extenso y tan intenso. Pero sobre todo se debe a que el guión, desde la elección de las zonas de la larga historia que narra hasta los diálogos pasando por la simplificación de los tipos (el sargento japonés parece una caricatura de los que interpretaron Ryuichi Sakamoto en Feliz Navidad Mr. Lawrence y sobre todo Sessue Hayakawa en El puente sobre el río Kwai), no trata adecuadamente esta -hay que insistir- extensa e intensa historia real de un campeón olímpico que durante la Segunda Guerra mundial sobrevivió a un naufragio que lo dejó durante más de un mes a expensas de la furia del mar, el hambre de los tiburones y el poder del sol, para después ser apresado por los japoneses e internado en un infernal campo de concentración.

Una parte importante en los buenos resultados de la película es la creativa y sugerente dirección de fotografía de Roger Deakins, el responsable de la siempre apabullante textura visual de todas las películas de los Coen desde Barton Fink, además de las fotográficamente extraordinarias Passion Fish de Sayles, Cadena perpetua de Darabont, Pena de muerte de Robbins, Kundum de Scorsese, El bosque de Shyamalan, En el valle de Elah de Haggis, El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford de Dominik, La duda de Shanley o Prisioneros de Villeneuve: un genio, vaya. Valga lo extenso de las referencias al talento de Roger Deakins para poner en valor su contribución a la película. Él le da a Angelina Jolie lo que su poca experiencia (aunque hay que destacar su habilidad para hilvanar registros -deportivos, humanos, bélicos, de denuncia- muy diferentes en la misma película) y el desigual guión le restan: seguridad en el plano, potencia de la imagen, matices dramáticos y énfasis espectacular. Ya sé que cuando un elemento sobresale tanto sobre los demás es que algo no va bien, porque cuando la cosa funciona todo debe ordenarse y subordinarse a la película. Pero es que Invencible es una película que, aunque queda por debajo de sus posibilidades, está redimida por su poderosa puesta en imagen.

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