la hora del bocadillo

¡¡Peligro, mutantes!!

  • Son temidos, odiados por la sociedad… Son La Patrulla X Original, cuyas primeras aventuras han sido recopiladas en un volumen que saca a la luz la editorial Panini.

La necesidad de crear un nuevo supergrupo en la Marvel de los años sesenta fue idea del todopoderoso editor Martin Goodman, que así se lo indicó a Stan Lee. Y, por supuesto, las personalidades y problemas de los protagonistas del nuevo debían ser un reflejo de lo que había subyugado a los jóvenes lectores de la época, las peripecias de Peter Parker, el apocado estudiante, el nerd que por casualidad había adquirido los poderes de una araña…

Pese a la indicación expresa que Goodman le hizo a Lee, diciéndole a las claras que copiara a la Liga de la Justicia de DC Comics, la competencia, el guionista hizo oídos sordos y le comentó su idea a Jack Kirby, para que le insuflara vida, creara visualmente a estos nuevos personajes: Ellos no habrían adquiridos sus poderes tocando un misterioso meteorito, ni al ser mordidos por una zarigüeya… El poder estaría en su interior, el gen mutante. Capacidades que se desarrollaban en la adolescencia y que, aquí venía su originalidad, los hacía a todos y todas diferentes, cada uno con su propio poder. ¡Habían nacido los X Men, La Patrulla X!

Claro está, para liderar a este grupo de barbilampiños héroes (y heroína) necesitaban la figura de un padre, un mentor que los llevara por el buen camino a la vez que les explicaba todas las dudas y hacía que controlaran sus poderes. Se trataba del profesor Charles Xavier que, aunque impedido en una silla de ruedas, demostraba ser uno de los mutantes más poderosos del planeta, poseedor de un control mental impresionante. Él buscaba la paz, la armonía entre humanos y mutantes. El primer paso sería crear su Escuela para Jóvenes Talentos.

¿Y cuál fue la primera promoción de alumnos? Cinco personalidades diferentes: Scott Summers, alias Cíclope, un tímido y acomplejado chico que buscaba la manera de librarse de de los letales rayos que podía lanzar por sus ojos; La Bestia, Hank McCoy,un tipo grandote, simiesco, increíble acróbata y con conocimientos científicos; Bobby Drake, El Hombre de Hielo (más parecido a un cucurucho que a otra cosa en su primera aparición…), chulesco y cabeza loca. Junto a ellos, Warren Worthintong III, El Ángel, arrogante como él solo y, finalmente, la chica del grupo, Jean Grey, La Chica Maravillosa (en todos los sentidos).

La fértil imaginación de Kirby, que como todos sabréis a estas alturas de la historia, tuvo la responsabilidad creativa en muchos de los títulos que compartió junto a un cada vez más ocupado Stan Lee, los colocó en la multiusos Sala del Peligro, un lugar donde podían entrenar y enfrentarse a las más diversas amenazas. Y hablando de amenazas, uno de los mejores diseños de King Kirby fue precisamente el archienemigo de la Patrulla X: Magneto, el Amo del Magnetismo, que se alzaba como la némesis del grupo y, sobre todo, de Charles Xavier. Él era el reverso oscuro, la otra cara de la moneda que pretendía que el Homo Superior (el mutante) ocupara el lugar que le pertenecía en la escala evolutiva, sometiendo al Homo Sapiens.

Y en su primer enfrentamiento, que no sería el último, el guionista tiró de la realidad y creó una trama que mezcló a los protagonistas con la crisis de los misiles cubanos, demostrando una vez más su genio para unir la fantasía con la realidad de la calle.

La nueva serie rápidamente se hizo con el favor de los lectores y el tándem Lee-Kirby, que permanecería junto hasta el número 13, crearon toda una colorida galería de malosos que les ponían las cosas difíciles a estos estudiantes. Debéis comprender que, vistos hoy, los diseños de algunos de estos villanos dan más risa que otra cosa, pero mantienen la fuerza y originalidad de todas creaciones del Maestro Kirby. En las siguientes entregas se enfrentarían a El Desvanecedor; a la enorme Mole; el propio príncipe submarino, Namor, aparecería por estas páginas; Unus el Intocable (que junto a La Mole, constituían uno de los dúos de malosos más curiosos e invencibles); Lucifer; El Extraño; El Juggernaut, que sería una pieza muy importante para resolver el puzzle que era el pasado de Xavier; Bolivar Trask y sus letales creaciones, Los Centinelas, que marcarían un antes y un después en la ya larga historia mutante; El Mímico; El conde Nefaria y la terrible sociedad secreta Maggia (eso sí, formada por unos villanos, ejem, como poco, curiosos… Espantapájaros; La Anguila; Unicornio; Hombre Planta y Puercoespín); La Langosta y finalmente, en el último número recopilado en este grueso volumen, El Tigre, un villano hispano que terminaba transformado en, agárrense, Kukulkan, una deidad de aspecto azteca.

Las múltiples tareas laborales de Lee y Kirby los obligaron a pasar la antorcha creativa a un joven pero resolutivo guionista llamado Roy Thomas (Os suena, ¿verdad?) y a Werner Roth, que se inventó el alias de Jay Gavin en los primeros números que ilustró para que no lo identificaran con el dibujante que había acabado de trabajar en la competencia.

Aventuras coloridas, angustia adolescente, una acertada parábola del racismo que muchos años después sería refrendada por la genial novela gráfica Dios ama, el hombre mata, de Claremont y Anderson. En fin, una magnífica ocasión para rememorar las aventuras de La Patrulla X Original. No los temas, sólo son mutantes.

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