Cultura

Padeciendo a Diane Keaton

Mira que ha sido y es mala y jartible actriz Diane Keaton a lo largo y ancho de su ya longeva vida cinematográfica. Ni haber nacido al cine de la mano de dos genios -Woody Allen y Coppola- ni haber protagonizado obras maestras como El Padrino, El Padrino II, Annie Hall o Manhattan la redimen. Gracias al talento de algunos de los directores para los que ha trabajado ha logrado alcanzar la discreción y hasta un Oscar en la tómbola. Pero cuando tal talento no existe o es débil el resultado (empeorado en nuestro país por el doblaje) alcanza las cotas de Cuando menos te lo esperas, dueto cómico-romántico Keaton-Nicholson que ni las más avanzadas terapias pueden hacer olvidar a quien la haya padecido.

Y éste, el del talento limitado, es el caso de Vince Di Meglio, diseñador de efectos especiales y guionista que sólo ha dirigido un par de olvidadas películas de terror antes de pasarse a la comedia sin lograr dejar de horrorizar.

Desde los títulos de crédito es de temerse lo peor: unos chuchos corriendo en cámara lenta para desayunarse las pelotillas que les ha vertido en su comedero una madura mano femenina, empeorada por la excesiva pintura de uñas y condenada por un cigarrillo (en el actual cine americano sólo fuman los imbéciles, los malos o los marginales).

La mano, como era de temer, pertenece a Diane Keaton. Y los cinco perros también. Los siete -la mano, su propietaria y los cinco perros- irrumpen en la casa de su hijo en el momento ideal: él (Dax Shepard) acaba de ser despedido, su mujer (Liv Tyler) está empeñada en ser madre y un primo pesado y memo (Mike White) aficionado a cortarse las uñas de los pies sobre la mesa del salón se ha autoinvitado. Esta explosiva situación, que gira en torno al personaje posesivo, impertinente e inestable de la hipergesticulante Diane Keaton y a sus cinco insoportables chuchos, da lugar a una comedia -más sit-com (comedia de situación) televisiva que cine- de visión amablemente rápida y olvido fácil. Salvo en lo que a la Keaton y su personaje se refiere, claro.

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