Alberto Conejero. Dramaturgo y poeta

"Necesitamos diálogo, una palabra que sea un puente y no una trinchera"

  • El ganador del premio MAX 2016 por 'La Piedra Oscura' defiende la necesidad del teatro juvenil para empezar a generar público

  • Participa hoy en el Festival de Títeres de Granada

El dramaturgo Alberto Conejero.

El dramaturgo Alberto Conejero. / Mría de la Cruz

-como dramaturgo, ¿ha tenido contacto con la escritura de teatro para títeres?

-Hasta el momento no, por eso considero que es una gran oportunidad ponernos en la misma mesa a creadores que estamos en torno a la escritura escénica pero en distintos ámbitos y habitualmente no tenemos ocasión de conversar. Esta es una mesa híbrida y de esa contaminación saldrán cosas, imagino, muy fértiles.

No vamos al teatro para que nos diga lo buenos que somos sino para que nos ayude a ser mejores"

-Aunque la dramaturgia para títeres tendrá unas características muy diferente al resto.

-Conozco y sigo mucho teatro de títeres y objetos. Es cierto que hay esas taxonomías que dificultan a un autor que trabaja en el teatro para actores que pueda acceder a él. Pero hay muchos puntos en común porque en definitiva se trata de hacer una escritura para una voz poética, una voz ficcional.

-¿El teatro para títeres es lo más minoritario dentro de un género ya minoritario?

-Es prejuicio tiene que ver más con la falta de experiencia, la falta de mirada. Creo que la crítica debería ir también a ese tipo de espectáculos, que se empiecen a generar los encuentros. Yo, por ejemplo, cada vez tengo más contacto y estoy más enamorado. Siento una hermandad. Por eso me gustaría que los grandes espacios oficiales incluyesen también los títeres dentro del grueso de su programación como ya hacen con el teatro físico o el teatro danza, para que el espectador tenga la oportunidad de mirar y vencer ese prejuicio.

-Usted precisamente también ha escrito teatro juvenil y todo lo juvenil puede generar esos prejuicios culturales, como la comedia.

-Claro, o el teatro musical, que me interesa muchísimo. O la zarzuela, y ahora voy a hacer una dramaturgia para la zarzuela. Hay ciertos géneros que cuentan con una pátina de mayor prestigio pero para mí cada uno tiene su dificultad, tiene su poesía y su necesidad de ser. Yo creo que el teatro para adolescentes es necesario para empezar a generar público: perderlos es perder a un futuro espectador y a un ciudadano crítico que goza de la experiencia teatral y literaria. No se pueden generar prácticas que yo creo ya obsoletas sobre el hecho escénico. Me interesa hacer el teatro que aún no he hecho.

-Además de su salto a la poesía, también se decidió a escribir dos novelas juveniles: 'El libro loco del Quijote' y 'El beso de Aquiles'.

-Yo creo que toda literatura que es honrada, comprometida, donde la voz del autor está peleando por generar una experiencia poética, por compartir algo de experiencia humana, merece el mismo respeto. Y desde luego la literatura juvenil es muy delicada. Hay grandes autores teatrales que vienen de la literatura juvenil. No sólo creo que no es algo menor sino que deberíamos dedicar mucho más esfuerzo a ella.

-Mencionaba a la crítica. ¿Qué cambiaría, por ejemplo, si un crítico de un periódico fuese a una obra de títeres para niños?

-Bueno, eso genera relatos. Las críticas siempre sanciona positiva o negativamente porque dicen: "Ahí hay un espectáculo que es digno de ser mirado". Y no sólo los críticos tienen que superar prejuicios. Yo fui profesor de una escuela de arte dramático, y también fui alumno, y desde esos centros se debe más espacio a la enseñanza del teatro de objetos y de títeres, como ya hay de musicales.

-Pero el musical, como el microteatro, están ahora de moda. ¿Son sólo formas de llegar a más público pasajeras?

-El teatro siempre busca el modo de sobrevivir y encontrar sus espectadores, pero todas las experiencias teatrales potencialmente son valiosas. Siempre ha habido música en el teatro y el microteatro no es nuevo: antes teníamos el teatro por horas, el teatro por minutos y toda la historia del teatro breve en España, desde los entremeses. A veces creemos que hemos inventado el hilo negro, y realmente siempre lo hubo.

-Usted se ha movilizado mucho contra los prejuicios en la comunidad LGTB. ¿Muchos de los que tienen superados ese tipo de prejuicios sociales siguen teniendo culturales?

-Claro, pero hay que huir del elitismo y ponerse siempre en duda y en el lugar del otro. Hacer un ejercicio constante de imaginación moral. Creo que el teatro nos enseña precisamente ese ejercicio de ponernos en el lugar del otro. Volviendo a los niños, toda esa gente que está haciendo teatro con y por ellos, tendría que tener mucha más espacio en el relato público porque es la no mirada a ese tipo de obras lo que genera el prejuicio.

-Le ha pasado factura en su carrera esa lucha contra los prejuicios en todos los ámbitos.

-No todo mi teatro es LGTB pero yo de todas formas lo he hecho de modo muy natural, sin forzarlo, sin que eso quedara en el centro o en el margen. En parte soy un privilegiado por vivir el momento que vivo, aunque sí que he sentido críticas que se posicionaban más por mi supuesta ideología que por mi obra artística. Desde luego La piedra oscura era una obra histórica con un conflicto LGTB de fondo: la relación entre Lorca y Rapún. Habrá mucha gente a la que no le guste o no me lo haya perdonado. En cualquier caso, bienvenido sea eso también, que un espectador tenga que ver una realidad que le cuestione. No vamos al teatro para ver lo buenos que somos sino para que nos ayude a ser mejores.

-La obra encierra juntos a un teniente de artillería de la República y un joven soldado del bando nacional. Con lo que se está viviendo ahora, ¿la España antagónica sigue ahí?

-Con todo lo que está pasando, que me preocupa enormemente, han vuelto a mi cabeza algunas líneas de diálogo de La piedra oscura y esa escisión cainita que lamentablemente tenemos que parar. Estamos a tiempo de sentarnos y dialogar. Se habla mucho pero se dialoga poco, y dialogar sabiendo que el diálogo nos pone en riesgo. Necesitamos una palabra que sea un puente y no una trinchera.

-¿Cómo va la adaptación al cine de La piedra oscura?

-Pues ya se ha terminado el guión. La película comenzará a rodarse el año que viene y esperamos que a finales llegue a las carteleras.

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